Un total de 51 personas murieron y otras 174 resultaron heridas este sábado 12 de octubre por los ataques israelíes en diferentes regiones en Líbano, según un nuevo balance ofrecido este domingo por el Ministerio de Salud Pública. A estos decesos se suman los de los bebés aún no nacidos en los últimos dos meses.
“Me sorprende el número de muertes fetales en el útero”
Nicolas Baaklini, un obstetra y ginecólogo de 61 años que trabaja en varios centros de salud y hospitales para mujeres en Líbano, acariciaba los piececitos de una niña en una incubadora. Contó que la pequeña y su hermano gemelo habían nacido prematuramente de una madre desplazada del sur de Beirut debido a los bombardeos.
Para él, las contracciones tempranas son, en parte, resultado del estrés de huir de su hogar y experimentar el bombardeo.
“Si hay un bombardeo cerca la presión llega a tu vientre y lo presiona. Puede ocurrir un parto prematuro o un aborto espontáneo. Eso se da por los bombardeos”, aseveró.
Baaklini dijo que notó un aumento en los nacimientos prematuros y muertes fetales desde que comenzaron las hostilidades en 2023.
“Lo que más ha aumentado, y lo que me sorprendió, es el número de muertes fetales en el útero, bebés que murieron en el vientre de sus madres”, aseguró el médico, quien tiene una clínica privada y trabaja en al menos dos hospitales.
“Cuando llegas al hospital y en un año tienes dos muertes fetales en el útero y de repente, en dos meses, tienes alrededor de quince, eso indica que algo no va bien”, añadió Baaklini.
Indicó que todas las camas de la UCI estaban ocupadas, lo que atribuyó a los bombardeos cada vez más frecuentes, que están provocando que muchas mujeres den a luz antes de tiempo, ya sea por elección propia, porque están desplazadas y no tienen dónde dormir, o por la fuerza.
Once mil mujeres embarazadas en Líbano
Es el caso de Tahani Yassine, quien estaba en el tercer trimestre cuando decidió regresar a su ciudad natal, Beirut, para dar a luz a su bebé. Al vivir en Guinea Ecuatorial con su marido y sus tres hijos pequeños, tenía más confianza en el sistema sanitario libanés.
Sin embargo, unos días después de llegar a su casa en las afueras de Beirut empezó a lamentar su decisión, ya que Israel intensificó su campaña militar en el Líbano, atacando fuertemente las zonas musulmanas chiítas del sur, el valle de Bekaa en el este (donde Hezbolá tiene bastiones) y los suburbios del sur de Beirut, cerca de su casa.
Aunque su zona no era el objetivo en ese momento, los ataques estaban inquietantemente cerca y el sonido de los aviones de guerra israelíes rompiendo la barrera del sonido la llenó de miedo.
Ansiosa por la seguridad de su hija no nacida, la mujer de 36 años se mudó a un apartamento cerca del hospital donde tenía previsto dar a luz.
Ahora, acostada en su cama de hospital, envuelta en una bata blanca y escuchando el suave llanto de su bebé recién nacida resonando en la cuna, Yassine expresa su alivio de que tanto ella como su bebé estuvieran sanas, a diferencia de muchas otras mujeres cuyo estrés, trauma y desplazamiento han afectado a sus hijos no nacidos.
Yassine tuvo suerte, pero aproximadamente 11.600 mujeres embarazadas permanecen en el Líbano, de las cuales se espera que unas 4.000 den a luz en los próximos tres meses, según un informe de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) publicado en octubre.
Muchas de ellas están desplazadas y luchan por encontrar un refugio estable, una nutrición adecuada y servicios sanitarios. El acceso a la atención prenatal, postnatal y pediátrica es cada vez más difícil.
La campaña israelí ha obligado a alrededor de 1,2 millones de personas a abandonar sus hogares, según el gobierno libanés.
El conflicto entre Israel y los militantes de Hezbolá estalló hace un año, cuando el grupo apoyado por Irán comenzó a lanzar cohetes al norte de Israel en apoyo de Hamás al comienzo de la guerra de Gaza.
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