En un continente donde la Navidad es una tradición, existe un país que rompe con esta festividad de manera única y en Sudamérica existe ese lugar donde las diferentes celebraciones que llevamos en el mes de diciembre, allá no se tienen presente.
En Uruguay, un país situado en la zona subtropical austral del continente sudamericano, la Navidad no es una prioridad. Esta es una decisión presente desde 1919, pues a diferencia de sus vecinos países, decidió desvincularse de la celebración de la Navidad hace más de 100 años.
Esta decisión fue impulsada por la separación formal entre el Estado y la Iglesia, una distancia que se comenzó a trazar en 1860 con la secularización de los cementerios. Esta medida, aparentemente lógica para la higiene, desencadenó enfrentamientos con la Iglesia y marcó el inicio de una serie de eventos que llevarían a la eliminación de la Navidad.
Medidas como la prohibición de fundar nuevos conventos, el encarcelamiento de sacerdotes críticos y la imposición del matrimonio civil previo al religioso, allanaron el camino hacia la secularización.
Publicidad
En 1917, la Constitución Política formalizó la separación, sustituyendo las festividades religiosas por días feriados que reflejaran la cultura uruguaya.
En Uruguay no se celebra las festividades religiosas
Las festividades tradicionales como la Semana Santa, el Día de Reyes y la Navidad fueron reemplazadas por eventos secularizados. La Semana de Turismo, el Día de los Niños en lugar de Reyes, el Día de las Playas en reemplazo de la Virgen y especialmente el Día de la Familia, establecido el 25 de diciembre, han pasado a ser fundamentales en el calendario uruguayo.
Publicidad
La sociedad uruguaya adoptó una visión marcada por la no religiosidad, considerando las prácticas religiosas como supersticiones. Aunque la ley no prohíbe a los habitantes festejar estas fechas religiosas, la tradición ha evolucionado hacia celebraciones más laicas, manteniendo el espíritu familiar.
Impacto y adaptación a la cultura
La sociedad ha adoptado una visión sociológica que valora no celebrar los días religiosos, rechazando prácticas consideradas supersticiones o folclóricas. A pesar de la eliminación oficial, las familias uruguayas han mantenido la tradición navideña en sus hogares. Decoraciones, regalos, cánticos y encuentros familiares siguen siendo una parte esencial de diciembre, aunque ahora bajo la sombra del Día de la Familia.
Aun así, en varios lugares del mundo, hay países que no celebran el nacimiento de Jesús porque no siguen la religión católica ni la cristiana. Según una encuesta del Pew Research Center, el 57% de los uruguayos se identifican con la religión cristiana, lo que genera la pregunta sobre por qué no celebran la Navidad.
En el año 1861, Uruguay inició un proceso para separar la religión católica del Estado, pero esta distinción no se consolidó de manera oficial en su Constitución Política hasta el año 1917. Desde ese momento, se produjo un cambio significativo en la celebración de las festividades navideñas, siendo reemplazadas por la instauración de nuevos días feriados.
Publicidad
A pesar de esta transformación en el calendario festivo, es interesante notar que la política de Uruguay no impide a las familias creyentes seguir sus tradiciones religiosas. Contrariamente, se les permite celebrar estas festividades de manera libre y sin restricciones, lo que refleja un enfoque de respeto hacia la diversidad de prácticas culturales y religiosas en el país.
- Le puede interesar: Navidad y Año Nuevo: los mejores platos típicos para compartir en estas fechas