Joe Biden y Donald Trump se juegan mucho el martes en las elecciones legislativas, que serán decisivas para el resto del mandato del presidente demócrata y las ambiciones de su predecesor republicano de volver a la Casa Blanca.
El actual presidente y el anterior se enfrentan de forma indirecta en sendos mítines al final de una campaña que expuso con crudeza las divisiones de la primera potencia mundial y en la que Trump se lanzó de lleno.
Tanto es así, que en las últimas horas han aumentado los rumores de que podría anunciar de forma inminente su candidatura presidencial para 2024.
Más de 42 millones de estadounidenses ya votaron por adelantado, superando el nivel de las elecciones legislativas de 2018, según el US Elections Project.
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Pese a los fuertes vientos en contra, Joe Biden dijo que es "optimista", aunque reconoció la dificultad de mantener el control del Congreso.
"Si somos capaces de aguantar, vamos a estar en una forma increíble", dijo el lunes.
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"Nos enfrentamos a algunas de las fuerzas más oscuras que hemos visto en nuestra historia. El resto del mundo también nos está mirando", agregó quien se propone repetir en su último mitin, en el estado de Maryland, cerca de Washington, que estas elecciones no son un referéndum sobre su gestión sino "unos comicios", en particular sobre la democracia y el derecho al aborto.
Mientras los candidatos republicanos amenazan con no reconocer los resultados si pierden, la compra de la red social Twitter por parte del multimillonario Elon Musk alimenta las preocupaciones sobre una ola de desinformación.
En un tuit, Elon Musk llamó a votar por los republicanos en nombre del equilibrio "dado que la presidencia es demócrata".
Y Rusia le echa leña al fuego: "Hemos hecho injerencias, lo hacemos y vamos a seguir haciéndolo. Con precaución, precisión, de manera quirúrgica, de una manera que nos es propia", declaró un empresario cercano al Kremlin, Yevgeny Prigozhin.
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"¡Cuatro años más!"
A la Casa Blanca estos comentarios no le sorprenden, según la portavoz Karine Jean-Pierre, quien también afirmó que las autoridades no habían identificado "ninguna amenaza específica creíble" proveniente del interior contra la seguridad electoral.
Pero las amenazas llegan justo cuando el expresidente republicano alimenta el suspense sobre una nueva candidatura para los comicios de 2024.
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En un mitin del fin de semana, Trump -que sigue lanzando falsas afirmaciones de que las elecciones de 2020 fueron robadas- acusó a los demócratas, a quienes calificó de "radicales y locos", de provocar "la decadencia y la caída de Estados Unidos".
El multimillonario está este lunes en Ohio, un estado industrial del Medio Oeste emblemático del Estados Unidos que él ha sabido seducir: la clase media, mayoritariamente blanca, que vive en el campo o en el extrarradio, y tiende a replegarse frente a la globalización.
Bajo los gritos de "¡Cuatro años más!", el domingo dijo a sus simpatizantes que siguieran de cerca este mitin.
Ante las especulaciones sobre un posible anuncio, el congresista republicano Matt Gaetz juzgó que Donald Trump "debería" lanzarse, porque a él le pertenece "el mérito" de un avance de los republicanos.
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Los estadounidenses acuden a las urnas para renovar los 435 escaños de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado, además de elegir a gobernadores y numerosos cargos locales.
Los republicanos confían en tomar el control del Congreso, es decir, no solo de la Cámara de Representantes, que es lo que suele ocurrir en elecciones intermedias en las que se sanciona al partido en el poder, sino del Senado, donde los demócratas de Joe Biden solo disponen de una mayoría de un voto, el de la vicepresidenta Kamala Harris.
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El Partido Republicano sueña con una "ola roja", el color de los conservadores.
Kevin McCarthy, posible futuro jefe de filas de los republicanos en la Cámara de Representantes, ya contempló el lunes en CNN el lanzamiento de investigaciones sobre la gestión de Joe Biden, desde la retirada de Afganistán hasta la gestión de la pandemia de COVID-19. Tampoco descarta un eventual procedimiento de destitución.
Además, reiteró que no hará un cheque en blanco a Ucrania si su partido obtiene la mayoría en los comicios. Pero la Casa Blanca insistió en que el apoyo de Estados Unidos a Ucrania es "inquebrantable", independientemente del resultado electoral.
Voto sanción
Históricamente las elecciones de mitad de mandato se convierten en un referéndum sobre el inquilino de la Casa Blanca, que casi nunca se libra del castigo.
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Si los demócratas sufren una derrota, el Congreso quedará en manos de la oposición cuando aún le quedan a Joe Biden dos años de gobierno.
Frente a la eficacia de una campaña republicana centrada en la inflación galopante, los demócratas intentaron insistir en los últimos días en las reformas lanzadas por Biden, como la reducción de los precios de los medicamentos con receta, el aumento de la fabricación de microchips y las inversiones récord en infraestructuras, pero los estadounidenses tardarán años en notar los efectos.
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Consciente de ello, Biden tuiteó este lunes: "Haré lo que haga falta para bajar la inflación".
Y a través de una entrevista con el muy respetado pastor Al Sharpton, el presidente también hizo un esfuerzo de última hora para movilizar de nuevo al electorado afroestadounidense, que desempeñó un papel decisivo en su victoria en 2020.
Biden ha dicho que tiene la intención de presentarse a la reelección en 2024, pero la perspectiva no atrae a todos los demócratas debido a su edad (pronto cumplirá 80 años) y su impopularidad.