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El tormentoso matrimonio de Diana de Gales

Presión, ansiedad, bulimia e infidelidades fueron los ingredientes de un tóxico coctel que terminó con el matrimonio de la pareja real.

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Una historia de amor que parecía de cuento de hadas. Desde el compromiso hasta la boda que se dio cinco meses después. El evento que acaparó la atención del mundo: el matrimonio entre el príncipe Carlos y Diana de Gales. Sin embargo, tras la unión de la pareja destinada a reinar, se escondían dudas, imposiciones y exceso de juventud.

Un matrimonio que estuvo siempre bajo el escrutinio implacable de la prensa y que no era perfecto como parecía. Según Ed Perkins, cineasta y director del documental 'The Princess', este romance de cuento de hadas salió al escenario público en su momento y le dio a muchas personas un faro de esperanza, muchos se involucraron emocionalmente y querían que funcionara.

Años después se sabría que, desde la luna de miel, un tatuaje con la letra C en el cuerpo del príncipe Carlos mantendría a Camila Parker-Bowles, su actual esposa, como una sombra omnipresente. Eso despertó en Diana inseguridades que no superaría nunca y la convicción de que el suyo era un matrimonio de tres.

En cartas y grabaciones conocidas en documentales después de su muerte, Diana reveló que su relación fue un infierno y que la presión pública le causó problemas de ansiedad y bulimia. Se asegura que también varias veces intentó quitarse la vida. Con los años, los secretos empezaron a salir a flote.

En 1992 comenzaron a ventilarse las supuestas infidelidades de la princesa en los tabloides británicos, la relacionaban con varios hombres: un actor, un comerciante de arte y un jugador de rugby, entre otros.

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También se hablaba de la relación entre su esposo y Camila Parker-Bowles. En diciembre se anunció lo inevitable, todo un cisma en la institución monárquica. "Se anuncia desde el palacio de Buckingham que, con pesar, el príncipe y la princesa de Gales han decidido separarse", dijo John Major, primer ministro británico de la época, el 9 de diciembre de 1992.

Separados, pero aún casados, en 1994 el príncipe Carlos reveló en una entrevista que había sido infiel y se refirió a Camila como una amiga muy querida. Un año después, Diana de Gales admite lo mismo en una entrevista a la BBC que, ahora se sabe, fue concedida bajo manipulación emocional. En cualquier caso, aceptó que engañó a su esposo con James Hewitt, un capitán de caballería, a quien incluso se le atribuyó la paternidad del príncipe Harry.

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Diana arremetió también contra la familia real británica, provocando un quiebre que nunca se reparó. La princesa fue obligada a someter a su hijo menor a una prueba de ADN para desmentir los rumores.

La entrevista marca el fin del matrimonio y el 28 de agosto de 1996 el divorcio se hizo oficial. Diana fue despojada del título de su alteza real. En esa entrevista Diana dijo una frase que catapultó su relación con el príncipe Carlos, "éramos tres en este matrimonio, éramos demasiados".

El cuento de amor del príncipe y la princesa había terminado. Ya no vivirían juntos ni serían felices, y todavía restaban páginas aún más tristes por escribirse.

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