“Si bien el Plan Colombia fue un éxito en la contrainsurgencia, fue un fracaso en la lucha contra las drogas”, así de claro y contundente es el diagnóstico de la comisión de política de drogas del Congreso de los Estados Unidos.
A esta conclusión llegaron con base en los más de 10 mil millones de dólares invertidos y las 212 mil hectáreas de hoja de coca sembradas en 2019.
Esta comisión especial, creada por el Congreso, responde a un mandato bipartidista para encontrar soluciones a la guerra contra las drogas.
En otros apartados se evidencia cómo se apartan de la postura de la administración Trump, a propósito de la aspersión aérea y la erradicación forzada.
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"El envío de trabajadores y fuerzas de seguridad a áreas remotas para eliminar pequeñas parcelas de coca es un esfuerzo inútil y, en última instancia, sin frutos. A largo plazo, la única forma de controlar el cultivo de coca es brindar a las comunidades seguridad y condiciones económicas viables”, dice el reporte.
Para Adam Isacson, director de la oficina de Washington para América Latina, “es un mensaje de que para el próximo gobierno no va a haber tanto regaño sobre usted tiene que fumigar, usted tiene que erradicar tantas hectáreas, será más usted tiene que implementar los acuerdos de paz".
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El reporte emite una serie de recomendaciones en las que piden que se le dé más fortaleza al diálogo de alto nivel entre Colombia y Estados Unidos, que el Departamento del Tesoro retire restricciones a excombatientes para no truncar su proceso de reincorporación a la vida civil.
Aseguran que la destrucción de laboratorios es más efectiva y menos dañina que la erradicación. Además, piden que EE. UU. deje de utilizar la herramienta de la "certificación" como mecanismo de presión a los países.
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