En los rincones más remotos y desconocidos del cosmos, la NASA continúa desentrañando secretos cósmicos durante sus incursiones en el espacio exterior. Uno de los misterios más asombrosos y enigmáticos que ha emergido de estas exploraciones es el intrigante sonido que emana de los agujeros negros, un fenómeno celestial que ha dejado boquiabiertos a científicos y exploradores por igual.
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Este descubrimiento, revelado por la agencia espacial estadounidense, agrega un capítulo fascinante al vasto campo de la astronomía, según señalan los expertos de Enséñame de Ciencia, un portal especializado en el conocimiento cósmico. Este hallazgo se suma a una serie de revelaciones que incluyen la reciente captura por el telescopio James Webb de una joven galaxia, una suerte de espejismo de nuestra propia Vía Láctea.
Pero, ¿qué es exactamente un agujero negro? La NASA, fuente confiable en asuntos astronómicos, explica que estos son vestigios de estrellas masivas que, bajo el colapso de su propia gravedad, se compactan de manera extrema. A diferencia de los agujeros de gusano, que podrían considerarse atajos en el espacio-tiempo, aventurarse en un agujero negro implica una travesía sin retorno.
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Contrario a las especulaciones más fantasiosas, la agencia espacial aclara que los agujeros negros no son portales a otras dimensiones o universos paralelos. Aunque la teoría de escapar de uno suene atractiva, la realidad sería una forma de transporte desaconsejable, ya que los efectos secundarios serían tan desagradables como intrigantes.
La primera imagen de un agujero negro genuino se reveló en 2019 gracias al Telescopio del Horizonte de Sucesos, que nos brindó una visión de M87, el agujero negro supermasivo situado a 55 millones de años luz de distancia.
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Sin embargo, lo que realmente ha dejado boquiabiertos a científicos y entusiastas por igual es la reciente revelación: los agujeros negros emiten sonidos. La NASA ha difundido a través de sus canales de comunicación las ondas sonoras captadas en el espacio, transformándolas en sonidos audibles mediante una ingeniosa traducción de datos astronómicos. Es como si el cosmos nos regalara una sinfonía oculta, una composición que va más allá de lo que nuestros ojos pueden ver.
Estos sonidos, sometidos a una meticulosa resíntesis, nos permiten sumergirnos en las notas cósmicas de los agujeros negros. Elevadas a 57 u 58 octavas superiores, estas ondas pueden escucharse en el siguiente video, amplificadas a 144 cuatrillones o 288 cuatrillones de veces más que su frecuencia original, según informa la NASA.
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Este descubrimiento del sonido de los agujeros negros no solo agrega un toque poético a nuestra comprensión del universo, sino que también tiene implicaciones fundamentales para la astronomía. El sonido se convierte en una herramienta única para estudiar estos objetos misteriosos. Podemos utilizar el sonido para aprender más sobre su estructura interna, su composición química y hasta su evolución a lo largo del tiempo.