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Aunque muchos hablan del elefante y el tigre, este mamífero es una de las especies más perseguidas y cazadas del planeta.
Cada año se comercian ilegalmente en Asia y África unos 100.000 pangolines, pues su carne es apetecida en varios países.
Además, sus escamas, huesos y órganos son usados en la medicina tradicional asiática.
A este complicado panorama se suma que son considerados huéspedes intermedios en la transmisión del COVID-19, es decir, que fue este animal el que recibió el virus del murciélago y lo pasó al hombre. Esta hipótesis, sin embargo, algunos científicos la ponen en duda.
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“Mi preocupación es que, si no explicamos las cosas correctamente y la gente les coge miedo a los pangolines, si se encuentran uno en estado salvaje, en cuyo caso no hay riesgo ni peligro de transmitir la enfermedad, podrían matarlos de todas formas porque la gente tiene miedo”, asegura Bill Zeigler, de la Sociedad Zoológica de Chicago.
Y es que la presión sobre la población de pangolines es tan fuerte que se teme que, en la próxima década, desaparezcan dos o tres de las ocho especies que aún sobreviven en el planeta.
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