Tras el terremoto en Marruecos, los sobrevivientes intentan sobreponerse para comenzar a reconstruir su vida y sepultar a quienes murieron. Su gran afán es encontrar los medios para que sus familias puedan seguir adelante.
En Asni Tansghart, un pequeño municipio 52 kilómetros al sur de Marrakech, una casa agrietada reta con desplomarse por completo. La propiedad solía ser el hogar de una familia de seis, los Abdellatif.
Bella logró sacar a su familia cuando la casa empezó a caerse a pedazos, pero el movimiento telúrico no solo destruyó el inmueble, también derrumbó su espíritu. Vendado en la cabeza por sus heridas, así está el padre de esta familia, quien resultó cansado y devastado.
“Él es nuestro único sustento en la familia. Si no está trabajando significa que tendremos que ayunar. Es un trabajador modesto. A veces encuentra trabajo, a veces no”, precisó Saida Bodchich, esposa de Ait Bella.
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El sismo azotó con intensidad esas pequeñas poblaciones empotradas en la cordillera del Atlas. La mayoría de las construcciones son realizadas con los elementos tradicionales: ladrillos de barro, piedra y vigas de madera, estructuras que con el terremoto, no tardaron en derrumbarse.
“En cuanto a la comida, no tenemos dónde cocinar. No podemos volver a casa por el peligro de colapso. Cayó por completo. Tengo dos hijos, de 4 y 5 años. Él es el proveedor de los niños, de la familia, de su madre y de su sobrino”, agregó Saida Bodchich.
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En contraste, mientras los locales se preguntan cómo pasaran su noche, algunos turistas pudieron huir de la devastación. En el aeropuerto internacional de Bruselas llegó el primer vuelo de Marrakesh. Salwa Zaaraoui, una belga-marroquí que estaba de vacaciones en Marrakech, describió como sintió el terremoto.
“Estaba en mi habitación del hotel y de repente se levantó mi cama y comencé a correr. Se podía escuchar a la gente que gritaba. Fue horrible. Dos chicas que estaban en el hotel con nosotros murieron”, indicó el ciudadano.
Conforme el tiempo pasa, las unidades de rescate van llegando a las zonas de desastre. Las autoridades temen que las víctimas mortales se multipliquen.