Tras su visita poco fructífera en Rusia donde se reunió con el presidente Vladimir Putin , el secretario general de la ONU, António Guterres, caminó por tres de los lugares más impactados por la guerra en Ucrania.
Visitó Borodyanka, en la región de Kiev, escenario del horror donde se han reportado atrocidades tras el paso de las tropas rusas. Allí, con la mirada que se puede tener después de ver el desastre del conflicto, Guterres aseguró que la guerra es un absurdo en pleno siglo XXI. También visitó Irpín, donde los combates entre fuerzas ucranianas y rusas fueron particularmente sangrientos.
Otro de sus destinos fue Bucha, que se ha convertido en el símbolo de atrocidades tras la ocupación rusa. Allí vio de primera mano el horror que se ha descrito a través de los medios de comunicación.
"Cuando vemos este horrendo sitio, me hace sentir cuan importante es una investigación exhaustiva y la rendición de cuentas. Me alegro de que la Corte Penal Internacional vea esta situación. Apoyo totalmente a la Corte Penal Internacional y hago un llamado a la federación rusa para que acepte y coopere con la CPI", dijo el secretario general de la ONU, tras su recorrido que lo dejó casi sin aliento.
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Y precisamente tras las atrocidades ocurridas allí, la Fiscalía ucraniana abrió investigación contra diez soldados rusos por presuntos crímenes de guerra.
Finalmente, Guterres visitó Kiev, donde se reunió con el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski . Tras conversar con el mandatario, aseguró que el Consejo de Seguridad de la ONU fracasó en poner fin a la guerra. Agregó que hoy Ucrania es el epicentro de la angustia y de un dolor insoportable.
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En medio de su visita, varios bombardeos se escucharon en la capital, los primeros ataques rusos a Kiev desde mediados de abril.
Guterres también se refirió al asediado puerto de Mariúpol, donde permanecen civiles atrapados en una planta industrial. La ONU intenta dar seguimiento a un acuerdo con Rusia para coordinar la evacuación de civiles.
El secretario general de la ONU aseguró que, en su visita a Moscú, Putin estuvo de acuerdo en principio con la participación de Naciones Unidas y el Comité de la Cruz Roja para gestionar la salida de los civiles. El mismo tema fue abordado con Zelenski para que las evacuaciones sean una realidad.
Desde Mariúpol, los militares ucranianos no se rinden. Intentan mantener a salvo tanto a civiles como a soldados heridos y han descrito, a través de videos publicados en redes sociales, la difícil situación que viven.
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“Hay aproximadamente más de 500 hombres con diferentes lesiones: severas, medianas, leves. Y es un problema porque no tenemos las condiciones para tratarlos, para hacer cirugías que son realmente difíciles en las condiciones actuales. Además, se están acabando las medicinas, los vendajes, la comida y el agua", dijo Sviatoslav Palamar, comandante adjunto del batallón Azov de Ucrania.
Los ataques rusos no paran en varias zonas. En Járkov, la segunda ciudad de Ucrania, un misil impactó en las últimas horas. Los bomberos luchan contra las llamas producto de los ataques, una labor que se ha vuelto cotidiana tras dos meses de conflicto.
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