El gobierno del presidente de los Estados Unidos , Joe Biden, expidió en las últimas horas un documento en el que asegura que trabajará de cerca con el gobierno de Colombia en frentes distintos a los de la tradicional guerra contra las drogas.
Es el primer pronunciamiento con el que la Casa Blanca empieza a formalizar un viraje en el enfoque contra dicho flagelo. En lo que ha sido considerado como una primera puntada de la forma cómo quiere trabajar Biden con el gobierno de Iván Duque , establece prioridades como el de la salud pública.
"Trabajar con aliados claves (...) como México y Colombia, para armar una respuesta colectiva y exhaustiva a la producción de drogas ilícitas y su uso, profundizando la colaboración bilateral en enfoques de salud pública, expandiendo la presencia efectiva del Estado y desarrollando infraestructura”, señala parte del documento.
(Vea aquí: Grupo de 150 expertos en drogas le pide a Biden no apoyar fumigaciones con glifosato en Colombia )
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Esa premisa de llegar a los territorios la hacen bajo una máxima relacionada con los derechos: "(…) esto asegura que las actividades para frenar la producción y el tráfico de drogas ilícitas se adhieran al estado de derecho y respeten los derechos humanos".
Las cifras, para la Casa Blanca, son alarmantes. Desde el 2015 las muertes por sobredosis han aumentado en un 35%; en el 2019 se alcanzó una cifra histórica de 70.630 muertes. En total, el documento establece siete prioridades, desde la expansión de tratamientos a adictos hasta la reducción de las cadenas de suministros.
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