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Estados Unidos otorgó el viernes la autorización de emergencia de la vacuna de Moderna, la segunda aprobada contra el COVID-19.
Este último avance se produjo en momentos en que numerosos gobiernos han tomado medidas drásticas para las fiestas de Navidad y Año Nuevo con la intención de prevenir un aumento de contagios y muertes.
En Estados Unidos, donde se registran más de 2.500 muertes al día por COVID-19, altos funcionarios, incluido el vicepresidente Mike Pence, fueron vacunados el viernes.
Esta inoculación pública de Pence fue el intento más destacado hasta la fecha de persuadir a los escépticos de las vacunas a sumarse a un esfuerzo nacional para detener una pandemia que ha matado al menos a 1,66 millones de personas e infectado a más de 74 millones en todo el mundo.
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El presidente electo Joe Biden, quien asumirá el cargo el 20 de enero, anunció que se vacunará, también en público, el lunes.
Millones de dosis de la vacuna comenzarán a enviarse a partir de este fin de semana desde lugares de almacenamiento en frío ubicados en las afueras de las ciudades de Memphis y Louisville.
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Si el producto de Pfizer/BioNTech ya había establecido un récord, Moderna lo hace aún más: su vacuna fue aprobada 19 días después de que se presentó la solicitud oficial, en comparación con 22 en el caso de Pfizer.
"Con dos vacunas disponibles ahora para la prevención contra el covid-19, la FDA ha dado un nuevo paso crucial en la lucha contra esta pandemia", afirmó su director, Stephen Hahn.
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