Como si fuera una película, así se ha definido el hurto de un vehículo y la huída de dos hermanos (de 10 y 11 años) luego de que la mamá de los menores les decomisara los celulares. Según las autoridades, los niños robaron el carro en la ciudad North Port, al suroeste de Florida, Estados Unidos.
En medio de su angustia por no encontrar a los menores, la madre acudió a la Oficina del Sheriff del Condado de Alachua para que le ayudaran a encontrar a su hijo e hija y para que hallaran el vehículo.
Ante el peligro que podían correr los niños, los agentes “realizaron una parada de tráfico de alto riesgo”, de acuerdo con información proporcionada por los Policías del condado de Alachua.
Pocas horas después de haber hecho la denuncia, en la Interestatal 75, cerca de las 4:00 a.m. del jueves 21 de septiembre, la Policía de la zona detuvo un sedán blanco, pues el carro cumplía con las características que había indicado la mujer estadounidense.
Al acercarse a la puerta del piloto, un oficial se percató de que el niño de 10 años era quien estaba conduciendo y que su hermana, de 11, iba en el asiento de atrás. Los menores condujeron 320 kilómetros sin la supervisión de un adulto.
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“Se hizo contacto con la madre de los niños, que se negó a presentar cargos”, se lee en el informe policial. Además, la mujer debió conducir 3 horas para tomar la custodia de los menores.
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No es la primera vez que se reporta el caso de niños que roban el carro de sus padres. En Países Bajos se conoció que un menor de 4 años tomó el carro de su mamá en medio de una pilatuna que cometió cuando todos estaban durmiendo. De hecho, vecinos reportaron que el pequeño estaba en pijama y descalzo.
Según el reporte, el travieso tomó las llaves del vehículo y decidió ir a dar una vuelta. En una muestra de gran inteligencia logró que el carro avanzara. Finalmente lo detuvo un choque con otros dos carros.
Consciente de lo que había hecho, huyó de la escena, pero como no hay crimen perfecto, los vecinos llamaron a la Policía para reportar la presencia de un niño en ropa de dormir que corría por el vecindario a altas horas de la noche.
Las autoridades llegaron a verificar y fue cuando se descubrió semejante travesura. Recogieron al niño y le dieron chocolate caliente más un oso de peluche.
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Con los datos proporcionados con la matrícula, ubicaron a la mamá, que fue en busca de su hijo.
Volvieron a la escena del auto abandonado y le dijeron al pequeño si les podía mostrar cómo funcionaba el vehículo. Para sorpresa de todos, metió la llave, movió el timón y pisó los pedales con gran destreza.
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El niño de 4 años robó el carro de su mamá al parecer no había logrado encenderlo, pero sí quitarle el freno de seguridad, lo que le permitió rodar.