Setenta niños gambianos han muerto de insuficiencia renal aguda desde el mes de julio en una serie de casos relacionados con cuatro jarabes para la tos fabricados en la India .
El creciente escándalo ha puesto de manifiesto las deficiencias del sistema sanitario de esta pequeña nación de África Occidental, y a su vez ha suscitado dudas sobre las posibles lagunas del comercio farmacéutico mundial.
"No podía comer nada y rezumaba sangre por la boca y la nariz", dijo a la AFP Keita, un empleado de lavado de coches de 33 años, al relatar el sufrimiento de su hija, quien consumió uno de los jarabes para la tos. "En algún momento, estuve rezando para que Dios le quitara la vida", agregó.
El presidente Adama Barrow se dirigió a todo el país el sábado, después de que la Policía iniciara una investigación y las autoridades sanitarias recibieran la orden de suspender la licencia de importación de una empresa sospechosa.
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Barrow también prometió actualizar las leyes relacionadas con los medicamentos y elogió la labor del Ministerio de Sanidad para evitar más muertes. Pero el miedo y la rabia van en aumento, y la cifra de muertos sigue creciendo.
"El presidente Barrow debería despedir al ministro de Sanidad, pero en lugar de despedirlo, lo elogió. Queremos justicia para estos niños", dijo Keita, el padre afligido.
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Las redes sociales se han inundado de críticas al sistema sanitario y de fotos de los niños fallecidos, la mayoría menores de cinco años.
"Es hora de que el Gobierno dé un paso adelante y ponga fin a estos productos", dijo a la AFP Mariama Kuyateh, una madre de 30 años que perdió a su hijo Musa en septiembre.
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Gambia no tiene laboratorios de pruebas para medicamentos y alimentos
Las muertes se catapultaron a la fama mundial el pasado miércoles, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) de la ONU emitió una alerta sobre cuatro jarabes fabricados por Maiden Pharmaceuticals de India.
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Los análisis de laboratorio detectaron "cantidades inaceptables" de dietilenglicol y etilenglicol, según la OMS. El impacto tóxico de estas sustancias incluye "una lesión renal aguda que puede conducir a la muerte", dijo la agencia.
Las autoridades sanitarias de Gambia, tras iniciar su propia investigación en julio, ordenaron el 23 de septiembre la retirada de todos los medicamentos que contienen paracetamol o jarabe de prometazina. Han citado la bacteria E. coli como posible causa de las muertes.
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El Ministerio de Sanidad indio declaró a última hora del jueves que había sido informado de las conclusiones de la OMS el mes pasado y que estaba a la espera de los resultados de sus propias pruebas de laboratorio sobre los cuatro medicamentos.
Maiden Pharmaceuticals no tenía licencia para distribuir los cuatro productos en India y sólo los había fabricado y exportado a Gambia, dijo.
"Es una práctica habitual que el país importador pruebe estos productos importados en cuanto a parámetros de calidad, y se asegure de la calidad de los productos", dijo el ministerio.
Pero Gambia no dispone de un laboratorio nacional para comprobar la calidad de los medicamentos y la seguridad de los alimentos, una carencia que Barrow se comprometió a subsanar el sábado.
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Maiden Pharmaceuticals no respondió a las solicitudes de comentarios de la AFP tras la alerta de la OMS.
Fracaso estrepitoso
Los críticos nacionales acusan a Barrow de haber fracasado en la protección del público y de haber apoyado a los vigilantes que deberían haber sido despedidos.
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El Partido Democrático Unido (UDP), de la oposición, criticó el "discurso de cinco minutos" de Barrow ante una "nación traumatizada a la que se le deja preguntar qué otros productos farmacéuticos hay en el mercado que pueden ser falsos o inseguros para su uso".
Nancy Jallow, de una ONG llamada Puentes Globales, dijo estar consternada por el hecho de que altos funcionarios como el ministro de Sanidad, Ahmadou Lamin Samateh, y el director de la Agencia de Control de Medicamentos, Markieu Janneh Kaira, sigan en sus puestos.
"Firmamos un contrato social con Adama Barrow y su función número uno es proteger a los más vulnerables, y ha fracasado estrepitosamente", declaró a la AFP.
También pidió el cese total de las importaciones de productos farmacéuticos "hasta que el Gobierno de Gambia pueda construir una instalación que pueda probar los medicamentos".
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Otras voces, como la del Colegio de Abogados de Gambia, han insistido en que la investigación sea realizada por expertos independientes.
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Una sistema de salud débil
Detrás de la disputa política está la realidad de un país sumido en la pobreza que carece de muchas de las garantías que en otros lugares se dan por sentadas.
Gambia es el país más pequeño del África continental, y casi la mitad de su población vive por debajo del umbral de la pobreza, según el Banco Mundial. El país ocupa apenas el puesto 174 de 191 países en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU.
Sus instituciones sanitarias, ya de por sí débiles, se vieron muy afectadas por el covid, y una evaluación de la ONU de 2020 afirmaba que la pandemia había "puesto de manifiesto las deficiencias del sistema sanitario del país".
La ONU señaló la escasez de conocimientos técnicos, la escasez de equipos básicos y la falta crónica de profesionales sanitarios.
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Según datos del Banco Mundial, Gambia contaba en 2019 con apenas 0,1 médicos por cada 1.000 habitantes, menos de una vigésima parte de los que hay en Canadá.