Hasta este viernes, 11 de marzo de 2022, Dnipró, en el centro de Ucrania, era relativamente segura. Pero el intenso asedio contra su población dejó en claro que ya no es así.
"Al principio estaba todo tranquilo y luego hubo un silbido en algún lugar de esa área, cerca de la fábrica. Luego, hubo llamas y un fuerte estallido. Todo salió volando tras el estallido", explica Nikolay, residente de Dnipró.
Además de Dnipró, otras dos urbes cercanas a las fronteras con Polonia y Rumania, naciones que integran la OTAN y la Unión Europea, también fueron hostigadas. Así lo confirmaron autoridades ucranianas.
La embestida también se sintió en un hospital psiquiátrico que fue bombardeado. Por fortuna, las más de 300 personas que albergaba ese lugar se resguardaron en un refugio antiaéreo.
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Los tanques rusos mantienen su ofensiva en varios frentes: a las afueras de Kiev, en Chernígov, en el norte, y Sumy, al nororiente.
Una ofensiva que, según el presidente de Rusia, Vladimir Putin, podría contar con unos 16.000 combatientes voluntarios de Siria y otros puntos de Oriente Medio. El anuncio enciende aún más las alarmas en Kiev, donde el Gobierno acusó a Rusia de bombardear desde cielos ucranianos a su vecino, Bielorrusia, para que se una a la contienda.
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La denuncia ocurrió el mismo día en que el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, pidió unidad para repeler la incursión ordenada por Moscú. Lo hizo en una videollamada ante el Parlamento polaco, donde ovacionaron la resistencia de su país.