Ante la mirada de gran parte del mundo, el Senado votó el sábado para no condenar aDonald Trump por incitar el asalto del 6 de enero al Capitolio deEstados Unidos.
El juicio fue un logro para los demócratas, ya que siete republicanos se unieron a ellos en la votación de destitución más bipartidista de la historia, pero fue insuficiente: no tuvieron los 67 votos necesarios para una condena.
La cruda división que enfrenta el Partido Republicano sobre el controvertido expresidente quedó al desnudo, además quedó claro que Trump aún tiene respaldo.
El líder de la minoría republicana en el senado Mitch McDonnell votó en contra del impeachment porque afirma que es inconstitucional, pero dijo que Trump sí es responsable por el asedio del 6 de enero, algo que para muchos es una contradicción.
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“No hay duda, ninguna, de que el presidente Trump es práctica y moralmente responsable de provocar los hechos de ese día”, dijo McDonnell.
Aún falta más de un año para las elecciones de gobernadores y al Congreso, por lo que algunos líderes republicanos creen que la reconstrucción del partido comenzará fuera deWashington.
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“El Partido Republicano va a empezar a volverse más local, regresará a un mensaje central, que es paz en nuestras calles, prosperidad en nuestros hogares y libertad en nuestras vidas”, manifestó Stephen Boulton, jefe del Partido Republicano en Chicago.
Trump ha coqueteado con la idea de volver a postularse a la Casa Blanca en 2024, pero ahora como civil se enfrenta a la vulnerabilidad legal en una serie de asuntos: desde cuestiones fiscales planteadas por sus vastas participaciones financieras hasta acusaciones de agresión sexual.