Andrew Jones, de 52 años, asesinó a quien fuera su amigo por 25 años y que, además, se convirtió en el amante de su esposa. El crimen ocurrió en una población de Gran Bretaña.
El hombre usó un celular que su pareja utilizaba secretamente para mantener su romance y contactó a su víctima, Michael O'Leary, un exjugador de rugby que estaba casado y era padre de tres hijos.
Cuando el occiso llegó a la cita, que creía iba a tener con la esposa de su amigo, se encontró con la muerte.
El homicida dijo que todo fue un accidente y que él solo quería asustar a la víctima. Todo se salió de control y la escopeta que tenía se disparó y le impactó en la cara.
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Tras su muerte, el hombre decidió tomar el cuerpo, ponerlo sobre una pila de madera y prenderle fuego. Luego le hizo creer a la familia del difunto que, al parecer, se había suicidado.
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Sin embargo, la Policía encontró restos de la víctima en los troncos incinerados y así fue desentramando el crimen cometido a comienzo de año.
La viuda dijo que su esposo era su alma gemela, pese a la aventura que tuvo, y que estaba segura de que él la amaba.
Una jueza, que consideró que el crimen había sido planeado con frialdad, decidió este lunes condenar a Jones a una pena mínima de 30 años y, dada la edad del homicida, “es probable que pase la mayor parte, si no todo el resto de su vida, bajo custodia”.
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