De los 368.000 ucranianos que han huido de su país, se calcula que más de la mitad, unos 150.000, entraron a Polonia. Otros 43.000 cruzaron a Rumanía y algunos más hacia Moldavia, Eslovaquia y Rusia.
Mientras se limpia algunas lágrimas, el pequeño Mark agradece porque un conductor les dio un aventón mientras caminaban para huir de la guerra: "Pensé que estaríamos caminando durante dos o tres días. Pensé que estaríamos caminando todo el día, pero nos ayudaste”.
Mark vivía en la capital de Ucrania, Kiev, pero ante el riesgo inminente se fue, solo junto a las mujeres de su familia.
"Dejamos a papá en Kiev… y papá venderá cosas y ayudará a nuestros héroes, nuestro ejército", expresó entre sollozos.
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Mientras este niño y miles de ucranianos huyen de su país para ponerse a salvo otros caminan con temperaturas bajo cero, y los más afortunados se suben a carros que quedan atascados en trancones de kilómetros.
Cientos de voluntarios llevan frazadas a los desplazados y preparan un plato de comida caliente, vital en medio de las bajas temperaturas.
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Cada vez más mujeres y niños ucranianos dejan atrás a sus padres, esposos y hermanos, que deben quedarse a luchar por su país, al igual que el papá del pequeño Mark.