Las calles de Londres se vistieron este sábado de rojo, blanco y azul, los colores de la bandera británica, por motivo de la coronación del rey Carlos III, y miles de personas abarrotaron desde muy temprano los alrededores del Palacio de Buckingham.
El carruaje del jubileo de diamante, en el que viajaban los reyes, avanzó por la avenida The Mall, que une el palacio y la plaza de Trafalgar, hacia la zona gubernamental, donde miles de personas se congregaron a ambos lados del bulevar.
En un día ligeramente lluvioso en la capital británica, la carroza, tirada por seis caballos blancos, estuvo acompañada por miembros de guardia real montada a caballo y otros a pie.
El rey británico iba con capa blanca, aunque la reina también vistió de ese color.
Carlos III fue ungido por el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, primado de la Iglesia anglicana, en el rito religioso más solemne de la liturgia de la coronación, que requiere que el monarca esté temporalmente oculto al público.
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El soberano, de 74 años, quedó velado por un panel de tela bordada con motivos de ángeles y un árbol con 56 hojas que representan a cada uno de los países de la Commonwealth, bendecida en la Capilla Real del Palacio de St James hace una semana.
Durante la unción, el coro entonó la pieza 'Zadok the Priest', compuesta por Georg Friedrich Handel para la coronación de Jorge II, en 1727.
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Carlos III fue proclamado rey
Más tarde, el arzobispo de Canterbury colocó sobre la cabeza de Carlos III la suntuosa corona de San Eduardo, del siglo XVII.
Tras colocarle la corona, el arzobispo gritó a la congregación"Dios salve al Rey",
tras lo cual se escucharon trompetas.
Carlos III juró su cargo ante la Biblia, prometiendo reconocer las múltiples religiones existentes en Reino Unido y respetar las leyes y las costumbres de sus reinos.
"Defenderé y mantendré dichas promulgaciones en la medida de mis facultades conforme a la ley", expresó.
Al rey se le entregó el orbe del soberano, que simboliza el mundo; el cetro con cruz, que representa el mundo cristiano; y el cetro de la paloma, símbolo del papel espiritual del monarca.
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Ataviado con una capa dorada, el primado de la iglesia de Inglaterra le entregó al rey el guante blanco del poder.
Por último, Welby le colocó la corona de San Eduardo, hecha en oro y decorada con rubíes, amatistas, zafiros, granate y topacios, la única vez en su vida que el monarca la llevará.
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Camila deja de ser reina consorte
Camila fue primero ungida con aceite en la cabeza por el arzobispo de Canterbury, primado de la Iglesia Anglicana, quien posteriormente impuso en su cabeza la corona de la Reina María.
La esposa del rey Carlos III desde hace 18 años deja de esta forma de ser llamada reina consorte para pasar a serconsiderada únicamente como reina.
Una sonriente Camila recibió de manos del obispo emérito de Londres y de la obispa de Dover el Cetro de la Reina Consorte y la Vara con Paloma de la Reina Consorte.
Tras la coronación de Camila, el coro cantó un nuevo himno, 'Make a joyful noise', compuesto para la ocasión por el prestigioso autor de musicales y bandas sonoras Andrew Lloyd Weber.
El rey Carlos III saludó desde el balcón de Buckingham sin su hijo Harry
El rey Carlos III saludó a la multitud desde el balcón del Palacio de Buckingham junto a la reina Camila y sus familias, pero sin su hijo menor Harry, apartado de las funciones oficiales de la realeza.
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Tampoco apareció en el balcón el príncipe Andrés, hermano de Carlos III, a quien también se apartó de la familia real por sus escándalos sexuales relacionados con el empresario Jeffrey Epstein.
En un último acto de celebración, un desfile aéreo tiñó el cielo de blanco, azul y rojo, colores de las banderas que hoy ondearon en cada rincón del reino unido en el inicio de un nuevo capítulo de su historia.