En los últimos días, expertos en neurología de un hospital de Pekín, en China, dieron a conocer el primer caso en todo el mundo de un paciente que, con tan solo 19 años, fue diagnosticado con alzhéimer, una enfermedad que afecta principalmente a adultos mayores.
De acuerdo con un estudio publicado en la revista Journal of Alzheimer's Disease, este paciente empezó a sufrir problemas a los 17 años y tenía dificultades en su memoria reciente, pero la alerta más significativa se dio cuando su capacidad lectora comenzó a disminuir hasta el punto de que ya no sabía leer, por lo que se vio obligado a abandonar sus estudios.
Cabe mencionar que esta enfermedad de tipo degenerativo tiene dos variantes: genética y esporádica. Según el neurólogo Mauricio Medina, el 98% de los casos de alzhéimer son de origen esporádico y afectan especialmente a personas mayores de 60 años, mientras que el otro 2% es de origen genético.
En este sentido, sí es probable que las personas menores de 45 años padezcan la enfermedad. En Colombia se encuentra la familia con la mayor mutación genética de alzhéimer en el mundo, pues la mitad de los miembros porta el gen que desencadena la aparición precoz de la enfermedad y hoy se encuentran en estudio para desarrollar una posible cura.
De acuerdo con el neurólogo, los problemas de memoria, de atención y concentración también pueden ser asociados a otro tipo de enfermedades como la depresión, los problemas de tiroides y la deficiencia en vitaminas. Sin embargo, aconseja acudir a los profesionales de la salud en caso de presentar estos síntomas.
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Por otro lado, advierte que hay unos signos de alarma a los que hay que presentarles mayor atención:
- Pérdida progresiva de la memoria que empiece a afectar el desempeño regular en las actividades que desarrolla frecuentemente la persona.
- Pérdida en las habilidades profesionales.
- Problemas de orientación o dificultades visoespaciales, cuando las personas empiezan a chocarse constantemente con las esquinas en diferentes partes del cuerpo.
- Olvido frecuente en el nombre de las cosas.
Para prevenir esto, Medina recomienda realizar actividades que sean buenas para el corazón, como la actividad física, mantener una dieta equilibrada y evitar factores de riesgo para hipertensión y la diabetes. “Lo que es bueno para el corazón es bueno para el cerebro”, asegura.
Asimismo, sugiere desarrollar una actividad cognitiva persistente, como aprender habilidades nuevas, tener hobbies y socializar, pues un factor de riesgo también puede ser el aislamiento, ya que cuando la persona empieza a perder sus facultades se aleja de las personas. “Hay que retar al cerebro y ponerlo a convivir con otras personas”, finaliza.