Sidney Holmes fue condenado a 400 años de prisión por robo a mano armada. Lo hallaron culpable de un delito que no cometió. Pasó 35 años en una cárcel de Florida, Estados Unidos, hasta que finalmente lo exoneraron y volvió a abrazar a su mamá, ahora en libertad.
Holmes, que tenía 23 años cuando era residente en la ciudad de Lauderhill, recibió una abultada sentencia por ser el supuesto conductor del vehículo en el que viajaban dos hombres no identificados que robaron a un hombre y una mujer a punta de pistola y sustrajeron el automóvil a uno de ellos.
La Unidad de Revisión de Condenas, en colaboración con el Proyecto Inocencia de Florida, investigó y encontró que el condenado a 400 años presentó un alegato de inocencia "plausible" debido a cómo se convirtió en sospechoso y "la precaria identificación del testigo presencial, que fue la principal evidencia en su contra en el juicio", señaló el canal local NBCMiami.
Los investigadores hallaron que la identificación de Holmes por parte de un testigo ocular fue "probablemente una identificación errónea", en parte debido a las prácticas de alineación de fotos y ruedas de reconocimiento utilizadas entonces por las fuerzas del orden público.
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También encontraron que Holmes no tenía vínculos con los ladrones ni huellas dactilares ni pruebas físicas que lo vincularan con la escena. El tribunal revisó su caso y anuló la sentencia.
Emocionado hasta las lágrimas, el condenado a 400 años recibió en la corte la orden del magistrado que lo dejaba en libertad tras décadas de estar encarcelado.
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Con más peso y más canas, Holmes salió de prisión y se fundió en un abrazo entrañable con su madre y otros familiares, lo que marcó el inicio de una segunda oportunidad para vivir.
“Estoy tan agradecida, estoy tan agradecida con Dios y estoy tan agradecida con todos los que hicieron esto posible”, decía la mamá del condenado a 400 años al reencontrarse con su hijo.
Sidney Holmes solo piensa en lo que viene.
“No puedes perder la esperanza, la esperanza es algo a lo que nunca se puede renunciar”, afirmó este hombre en libertad, que ahora quiere “hacer algún tipo de reforma penitenciaria porque es muy necesaria”.
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No cree que su actual edad, 57 años, le impida aprender más sobre el sistema de justicia penal de Estados Unidos
con un solo fin: ayudar a otras personas inocentes como él a que recobren su libertad.