Nayla Abu Jubbah, a bordo de su carro, está haciendo historia en la Franja de Gaza: es la primera mujer taxista del enclave palestino.
“No compito con los hombres. La idea de mi trabajo es un servicio de taxi online de casa en casa, de la peluquería al salón de bodas y de regreso a casa”, cuenta.
Iniciar en este mundo, antes dominado solo por los hombres, vino tras la muerte de su padre. La herencia que le dejó le dio el impulso para entrar en este nuevo horizonte laboral, inexplorado por su género antes de su llegada.
“Mi padre murió y me dejó dinero, compré el auto y debo beneficiarme de él, y apunté a la categoría de mujeres, porque una mujer se siente cómoda cuando está con otra mujer”, detalla.
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“Somos un pueblo conservador. Cuando tomo un taxi que es conducido por una mujer, me siento protegida y libre”, manifiesta Aya Saleem, clienta de Nayla.
El servicio personalizado que presta Nayla ha tenido tal acogida que su idea promete darle más colegas.
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“Me llamó una mujer que quería trabajar como taxista conmigo. Tengo la sensación de que el proyecto se expandirá”, asegura.
Un buen presentimiento que motiva a Nayla a continuar con su oficio, rodando y sorprendiendo a más mujeres en Gaza.