La conquista espacial ha sido un sueño de la humanidad durante siglos, y Marte, el planeta rojo, se ha convertido en uno de los objetivos más ambiciosos.
Para lograr este objetivo, la NASA ha puesto en marcha la misión Chapea (Crew Health and Performance Exploration Analog), una serie de simulaciones análogas a largo plazo que buscan recrear las condiciones de vida en el Planeta Rojo.
¿En qué consiste la misión CHAPEA?
Se trata de tres misiones de un año de duración, cada una con una tripulación de cuatro voluntarios que habitan un hábitat simulado de Marte llamado Mars Dune Alpha. Este hábitat, ubicado en el Centro Espacial Johnson de la NASA en Houston, Texas, está impreso en 3D y recrea un espacio aislado de 500 metros cuadrados con una atmósfera marciana.
Los participantes de la misión deberán ser ciudadanos estadounidenses o residentes permanentes, con un dominio fluido del inglés, excelente estado de salud, un título STEM de prestigio y experiencia profesional en el campo STEM o en pilotaje de aeronaves. Además, se valoran títulos como doctorados en medicina, experiencia como piloto de pruebas o experiencia militar en tecnologías afines al proyecto.
Durante su estancia en Mars Dune Alpha, la tripulación deberá realizar una serie de tareas y experimentos que simulan los desafíos de una misión real a Marte. Esto incluye caminatas espaciales simuladas, análisis de datos sobre su salud y rendimiento físico y cognitivo, y el cultivo de alimentos. Los datos recopilados son invaluables para la NASA, ya que permiten evaluar el impacto psicológico y fisiológico de la vida en Marte y desarrollar estrategias para futuras misiones espaciales.
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¿Cuál es el objetivo de la misión CHAPEA?
Al simular las condiciones de vida en el Planeta Rojo, la NASA puede identificar y abordar los desafíos que enfrentarán los astronautas en futuras expediciones. La información obtenida de CHAPEA será fundamental para optimizar el diseño de hábitats, sistemas de soporte vital y protocolos de entrenamiento para misiones espaciales de larga duración.
Los conocimientos adquiridos sobre el comportamiento humano en entornos extremos pueden ser utilizados para mejorar la vida en la Tierra, desde el desarrollo de nuevas tecnologías para la agricultura y la medicina, hasta la mejora de la resiliencia psicológica en situaciones de aislamiento y estrés.