La colonia de 14 mil hectáreas fue fundada en 1961 y clausurada en 2005, cuando los gritos de auxilio no pudieron silenciarse más de la indiferencia gubernamental.
Hoy es el complejo turístico Villa Baviera, a 400 kilómetros de Santiago de Chile. Las propias víctimas administran el lugar, pero con una versión diferente a la que cuentan otros sobrevivientes.
Los Informantes habló con uno de los niños nacidos en la colonia y con uno de los torturados durante la dictadura.
[Vea aquí: Colonia Dignidad, el secreto de abusos y torturas de la historia chilena]
Winfried Hempel, hoy con 40 años, es uno de los menores que nació en la colonia, la que abandonó a los 20, cuando en 1996 empezó a difundirse el secreto a voces de las violaciones. Él fue sacado junto a otros para no ser interrogado.
Enviado con un granjero, tenía una mentalidad, dice él, de un niño de 8 años, pues nació en la secta y allí no había televisión, radio ni comunicación con el exterior.
Hempel afirma que en cinco años aprendió a hablar español, se graduó y se hizo abogado para defender a las víctimas.
Sus padres hacían parte de las 300 personas que abandonaron todo por seguir a Schäfer, calificado por el legislador como un depravado sexual y que escondía la personalidad de un psicópata.
La víctima cuenta que los 20 años que pasó allí fueron como 20 siglos.
Tiene memoria desde los 6 años y recuerda trabajar de sol a sol, 16 horas diarias, sin Navidad ni cumpleaños o festivos.
Schäfer, dice, “era una persona distante, de presencia oscura, imponente (…) Nunca me di cuenta de que tenía un ojo de vidrio, lo que significa que nunca lo miré a la cara por el miedo que tenía”.
La colonia fue abierta poco después a actividades sociales y los niños chilenos que ingresaron al lugar nunca salieron. A las familias les decían que sus hijos habían enfermado y muerto en el hospital y a los pequeños que sus mamás los habían abandonado.
Quienes intentaban huir eran sometidos a electroshocks, trabajo duro y somníferos.
Tortura en la dictadura
El horror que vivieron los colonos fue tolerado por gobiernos demócratas y respaldado por Augusto Pinochet.
La dictadura ignoró los abusos sexuales a cambio de convertir Colonia Dignidad en una escuela de tortura para la Policía.
“Entrabas y salías de una especie de infierno y no sabías cuándo iba a terminar”, relató Gabriel Rodríguez, uno de los 350 presos políticos torturados.
Afirma que quienes no sobrevivieron fueron enterrados en fosas, pero la dictadura dio la orden en 1978 de desenterrarlos para desaparecerlos totalmente; los quemaron y lo poco que quedó lo arrojaron a los ríos.
¿Injusticia?
Antes de que Paul Schäfer fuera atrapado huyó con los millones ganados por tráfico de armas.
Fue capturado en 2005 en Argentina, y a los 88 años murió en su celda cumpliendo una pequeña parte de la sentencia.
Entre tanto, 120 sobrevivientes de la colonia piden un millón de dólares por víctima.
Updated: octubre 31, 2016 02:17 p. m.