Martín Ríos entró a Ucrania hace 12 días para hacer frente a la invasión de Rusia . Pero la guerra nunca será un juego, él vivió en carne propia el bombardeo ruso a la base militar de Yavoriv.
“Yo sentí el impacto, porque se movió todo el edificio, literal se movió. Me levanto, yo estaba en bóxer, me puse las botas, un esqueleto, me tercié el fusil y saqué a mi compañero”, relató.
En ese bombardeo a Ucrania murieron 35 personas, la gran mayoría parte de una legión de extranjeros.
“Luego de que ya vi que todos habían salido pude salir yo corriendo, y cuando impactó el primer misil pues ahí fue cuando el choque me arrojó un poco hacia adelante y caí en un charco, fueron segundos que quedé inconsciente”, prosiguió.
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Luego de unos 35 segundos recuperó la consciencia, se levantó y, armado tan solo con su fusil y un proveedor, se preparó inmediatamente para lo que la lógica militar le dice que pasaría: un ataque en tierra por parte de los rusos.
“Me integro al bosque para correr y salvaguardarme en alguna trinchera, algún hueco que encuentre, y lo siguiente es que siguen llegando misiles. Me encuentro una americana que estaba perdida en el bosque, en shock, no sabía para dónde coger. Me tocó la manoterapia, darle un cachetadón para que reaccionara, ahí ya me arrojo con ella porque venía uno (misil) y nos tocó botarnos”.
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Luego de 35 impactos según su cálculo, se regresó a lo que quedaba de la base, recogió provisiones y se metió a un cambuche por una noche. Fue allí cuando empezó a reflexionar, ese bombazo fue el hecho detonante para que decidiera dejar la legión en Ucrania y hoy estar en Polonia contando la historia.
Afirma que “solamente teníamos un cartucho por proveedor, no teníamos casco ni teníamos protectores, no teníamos nada. La unidad con la que yo estaba parecían todos boy scouts”.
Martín tiene experiencia militar, estuvo junto a la legión francesa en Mali y también en otras zonas de conflicto. Lo que vivió en Ucrania es totalmente asimétrico en términos de guerra, dice, y les envía un mensaje a los colombianos que quieren ir a allí: no regalen su vida en una guerra que no vale la pena.