Olga Aramburo, deportada hace 7 años de Estados Unidos
y separada de sus dos niños, es una colombiana que pudo regresar a esa nación tras una batalla legal que le otorgó el permiso para asistir al funeral de su hijo Matthew Travi, que falleció tras ser atropellado por un bote mientras montaba una moto acuática en Miami Beach, en su trabajo como operador de jet ski.
Esta madre colombiana partió con su esposo al país norteamericano tras sufrir serias amenazas contra su vida. Allí nacieron Matthew y Valerie. Aunque la pareja solicitó asilo, no le fue otorgado y la deportaron.
Los menores de edad quedaron bajo el cuidado de una fundación y su historia fue contada en documentales, convirtiéndola en la cara visible de la separación de familias.
El esposo de Olga falleció hace año y medio por un infarto y ahora, siete años después, ella regresó sola a Estados Unidos para fundirse en el abrazo que soñó con su hija, su nuera y su nieto. Pero en ese reencuentro estuvo ausente Matthew.
“Ese sueño de llegar a este país de nuevo y que él me recibiera, porque lo soñábamos siempre, y saber que las circunstancias que me regresaron fue la muerte de él”, lamentó esta madre colombiana.
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“Tuvo que pasar esto para yo poder entrar al país”, expresó.
Su hija Valerie ahora solo aspira a recuperar el tiempo que no pudieron estar juntas. La joven puede solicitar la residencia permanente para su mamá, que, afirma, es lo único que en este momento le traería paz.