Mientras paseaba por la opulenta casa en Damasco del derrocado presidente sirio Bashar al-Assad, Abu Omar sintió una sensación de vertiginoso desafío al estar en la residencia del hombre que, según dijo, lo había oprimido durante mucho tiempo.
"Estoy tomando fotografías porque estoy muy feliz de estar aquí en medio de su casa", dijo el hombre de 44 años, mostrando fotografías que tomó con su teléfono móvil.
Estaba entre las docenas de personas que un corresponsal de la agencia de noticias AFP vio entrar a la casa de Assad después de que éste huyera del país (a Moscú, según las agencias de noticias rusas) mientras los rebeldes tomaban el control de la capital en una ofensiva relámpago de 11 días.
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"Vine para vengarme": ciudadano sirio
La rápida campaña del grupo islamista Hayat Tahrir al-Sham (HTS) y sus aliados puso fin a más de cinco décadas de gobierno brutal de la familia Assad.
"Vine para vengarme. Nos oprimieron de maneras increíbles", añadió Abu Omar desde el complejo de tres edificios de seis pisos en el exclusivo barrio de Al Maliki.
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Hombres, mujeres y niños jubilosos deambulaban aturdidos por la casa y su amplio jardín; las habitaciones estaban vacías a excepción de algunos muebles y un retrato de Assad tirado en el suelo.
Los residentes de la capital siria fueron vistos vitoreando en las calles mientras las facciones rebeldes anunciaban la salida del "tirano" Assad.
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El gobierno cayó más de 13 años después de que la represión de Assad a las protestas antigubernamentales desencadenara la guerra civil de Siria, que ha involucrado a potencias extranjeras y yihadistas y se ha cobrado más de medio millón de vidas.
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