Los expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) llegaron este jueves a Wuhan para estudiar el origen del coronavirus en China, que anunció su primer muerto por COVID en ocho meses.
La visita del equipo de la OMS es muy delicada para el poder chino, que busca despegarse de toda responsabilidad en la pandemia que ha provocado ya cerca de dos millones de muertos en el mundo desde su aparición en Wuhan (centro) a finales de 2019.
El equipo de la OMS tiene como misión rastrear los orígenes del COVID-19 y está integrado por científicos de diferentes nacionalidades que llegaron en un vuelo proveniente de Singapur.
Como lo requiere la crisis sanitaria, 13 miembros del equipo, según la OMS, fueron recibidos en suelo chino por personal vestido con trajes especiales de protección. Tuvieron que someterse a un test de detección contra el COVID y deberán pasar dos semanas en cuarentena antes de poder salir a la calle para iniciar sus investigaciones.
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Pero el equipo aún no está completo, ya que dos miembros quedaron bloqueados en Singapur, indicó la OMS. Dieron positivo de COVID antes de embarcar hacia China y tienen que someterse a una serie de exámenes.
La misión tiene una duración prevista de entre cinco y seis semanas.
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"Reducir los riesgos"
Su objetivo es explorar "todas las pistas" pero no buscará culpables, dijo a la AFP uno de sus integrantes, Fabian Leendertz, del Instituto Robert Koch en Alemania.
"Se trata de comprender lo que ocurrió para reducir los riesgos en el futuro", insistió Leendertz.
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Pero "no hay que esperar que [...] el equipo regrese con resultados concluyentes" en esta primera visita, advirtió.
Inicialmente prevista la semana pasada, fue anulada en el último minuto debido a que faltaban todas las autorizaciones necesarias.
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En una poco común crítica a China, el director de la OMS Tedros Adhanom Ghebreyesus lamentó que sus investigadores no hayan podido visitar antes el país.
China ha conseguido erradicar la pandemia desde la primavera pasada, gracias a contundentes medidas de control de los desplazamientos, el uso generalizado de la mascarilla y los confinamientos y aplicaciones de rastreo de los teléfonos móviles.
Pero en los últimos días, han vuelto a surgir varios brotes en el país, aunque todavía se está muy lejos de los casos que se registran en otras partes del mundo.
Este jueves, China anunció 138 contagios, el número más alto desde el mes de marzo. La mayoría de los nuevos casos (81) se registran en Hebei, inmensa provincia que rodea la capital Pekín.
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Es precisamente en esta provincia en la que las autoridades anunciaron la muerte de una persona debido al coronavirus, el primer deceso desde mayo pasado.
"Estado de urgencia"
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Según el balance oficial, 4.635 personas han muerto en el país por COVID-19.
La noticia se propagó como la pólvora por las redes sociales y superaba las 270 millones de visualizaciones en Weibo, el equivalente de Twitter en China.
"Es impactante, hace mucho tiempo que no veía las palabras 'muerto de virus'" en China, se alarmaba un internauta.
Este nuevo fallecimiento en China se produce tras la aparición de varios brotes que han llevado a las autoridades a actuar con contundencia.
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Heilongjiang, provincia limítrofe de Rusia, declaró el miércoles el "estado de urgencia". Sus 37,5 millones de habitantes no pueden salir de la provincia salvo en casos de urgencia y se anularon las congregaciones previstas.
Una de las ciudades de la provincia, Suihua, donde viven más de cinco millones de habitantes, quedó en cuarentena el lunes. Los habitantes deben permanecer en sus casas y los transportes públicos han quedado suspendidos.
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El aumento de los casos preocupa al poder con la llegada del Nuevo Año chino, que este año cae el 12 de febrero, y que genera millones de desplazamientos de trabajadores migrantes que vuelven con sus familias.