China se ha vuelto a abrir este domingo, 8 de enero, al resto del mundo tras casi tres años de cierre de fronteras al rebajar oficialmente la categoría de la pandemia desde el nivel A hasta el B y marcar así en la práctica el fin de la política cero COVID.
Este cambio, desde el nivel de máximo peligro y para cuya contención se exigen las medidas más severas hasta aquel que contempla un control más laxo, permite que los viajeros que entren al gigante asiático lo puedan hacer sin la cuarentena obligatoria impuesta desde marzo de 2020.
Esta nueva situación se da justo un día después del comienzo del periodo de 40 días conocido como en chino como chunyun, la mayor migración anual del mundo, que sucede cada año durante el Año Nuevo Lunar, que en este 2023 caerá entre el 21 y el 27 de enero, y que se prevé traerá de vuelta al país a decenas de miles de ciudadanos chinos en el extranjero.
Primeros pasajeros internacionales sin cuarentena
El primer vuelo que aprovechó el cambio en el paradigma fue el CZ312 que unía la ciudad canadiense de Toronto con Cantón (sur).
El avión de la aerolínea China Southern Airlines tuvo un retraso de 3 horas y 26 minutos con respecto a su horario previsto de llegada, lo que le hizo aterrizar en la ciudad china a las 00.16 hora local del domingo (16.16 GMT del sábado), según el portal de tráfico aéreo Flightaware.
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Esta demora permitió a sus pasajeros ser los primeros en experimentar oficialmente las nuevas medidas implementadas y disfrutar de un ingreso al gigante asiático sin cuarentena.
En Pekín, el vuelo que aterrizó a las 03.58 hora local (19.58 GMT del sábado) fue el primero en llegar al Aeropuerto Internacional de Pekín Capital a una Terminal 3 que volvió a abrir la sección 3-E para poder hacer frente a todos los vuelos programados para el día de hoy.
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Desde el 10 de marzo de 2020, los pasajeros que llegaban a Pekín debían ingresar en la Terminal 3-D del aeropuerto para después pasar una cuarentena obligatoria de varios días en un hotel designado.
Galen Liu, un estudiante chino, cuenta que estaba preparando un doctorado en Europa, lo que hasta ahora hacía prácticamente imposible volver al país y le generaba un sentimiento de "impotencia".
Hace dos semanas voló a Hong Kong y esperó a que se reabriera la frontera para ver a sus padres y su hermana en la vecina provincia de Guangdong.
"Realmente, estoy muy contento", dijo Liu a la AFP. "Ahora puedo regresar por fin a casa y no necesito tomar un vuelo. Simplemente puedo atravesar la frontera vía terrestre", prosiguió.
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Liu hizo acopio de medicamentos para los miembros de su familia, ya que la mayoría de ellos, según él, se infectaron recientemente de coronavirus, tras el fin de la estricta política de cero COVID impuesta por las autoridades.
Reabren controles fronterizos terrestres
No solo aquellos que llegan al país por aire se benefician del cambio de paradigma en la política antipandémica de China. Los puestos fronterizos por tierra también han sido testigos del flujo de personas que han aprovechado el fin de las cuarentenas para ingresar en el gigante asiático.
En el punto de control de Hekou, que conecta a China con Vietnam, la frontera ve un retorno de la actividad comercial y muchas personas se personaron con flores al lugar para abrazar a familiares y amigos por primera vez desde 2020, informó el diario oficialista Global Times.
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Algunas cruces llevaron flores para saludar personalmente y abrazar a sus familiares y amigos del otro lado por primera vez desde 2020 cuando el puerto cerró por el COVID-19.
En Erenhot (norte), ciudad china situada en el Desierto de Gobi y fronteriza con Mongolia, pasó por el puesto de control terrestre más grande entre ambos países el primer grupo de ciudadanos tras 1.016 días desde que se implantara la férrea política de cero COVID.
Igualmente, decenas de miles de hongkoneses aprovecharon la reapertura de fronteras para ingresar a lo largo de este domingo en China a través de los diferentes métodos a su alcance, ya sea por mar, tierra o aire.