Este país concentró tropas en la frontera y muchos temen una intervención. Donald Trump mostró su “preocupación” por el riesgo de una represión violenta.
Pekín "no se quedará cruzada de brazos" si la situación "empeora" y tiene "suficientes medios y suficiente poder para reprimir los disturbios rápidamente", afirmó este jueves el embajador chino en Londres, Liu Xiaoming.
China concentró fuerzas pertenecientes a la policía militar en el estadio de Shenzhen, la ciudad ubicada a las puertas de la excolonia británica, constató un periodista de la AFP.
Los hombres concentrados estaban rodeados de camiones y blindados de transporte de tropas.
Tras dos meses de manifestaciones en Hong Kong a favor de la democracia, Pekín dejó sobrevolar estos últimos días el fantasma de una intervención para restablecer el orden en ese territorio con un estatuto especial hasta 2047.
Ante esta situación, el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, John Bolton, pidió a China no generar una "nueva" Tiananmen, en alusión a la sangrienta represión de manifestantes en esa plaza de Pekín hace 30 años.
"Los chinos tienen que mirar con mucho cuidado los pasos que toman porque la gente en Estados Unidos recuerda la Plaza Tiananmen, recuerdan la imagen del hombre parado frente a la fila de tanques", dijo Bolton en una entrevista con VOA News publicada el jueves.
De su lado, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo este jueves que estaba "preocupado" por el riesgo de una represión violenta de las protestas en Hong Kong y que tenía programado hablar "pronto" con el presidente chino, Xi Jinping.
"Me gustaría de verdad ver a China resolver de una forma humana el problema en Hong Kong", agregó.
Trump alterna las advertencias con declaraciones más indulgentes hacia China, con la que su país se encuentra inmerso en complejas negociaciones comerciales.
"Plena confianza"
"Tengo plena confianza en el presidente Xi. Sé que si se sentara con los representantes, no tengo dudas de que podría resolver el problema muy rápido", tuiteó Trump el jueves más temprano.
Pero desde la administración estadounidense el tono es diferente. Un portavoz del Departamento de Estado expresó el miércoles su preocupación por la "erosión continua" de la autonomía de Hong Kong y expresó un apoyo "firme" a los derechos de libertad de expresión y reunión pacífica en la excolonia británica.
La declaración sino-británica de 1984 encuadra la retrocesión de Hong Kong que tuvo lugar en 1997. Estipula que la región beneficia de "un alto grado de autonomía, excepto en materia de Relaciones Exteriores y Defensa", y de sus propios sistemas judicial, legislativo y ejecutivo.
"Insisto en que Hong Kong forma parte de China. Ningún país extranjero debe entrometerse (...). Pedimos a las potencias extranjeras que respeten la soberanía china", recordó este jueves sin embargo el embajador Liu Xiaoming.
Protesta que no se detiene
La actual crisis en Hong Kong supone el mayor desafío a la autoridad de China sobre ese territorio desde su devolución por Reino Unido en 1997.
Las manifestaciones, que sacaron a las calles a millones de personas, comenzaron en oposición a un proyecto de ley que habría permitido las extradiciones a China.
Pero después se transformaron en una protesta más amplia en defensa de las libertades democráticas y contra la influencia de Pekín en el territorio.
Esta semana, los manifestantes coparon el aeropuerto de Hong Kong lunes y martes, obligando a cancelar cientos de vuelos, en medio de escenas de gran tensión.
Tras haber expresado sus exigencias de forma pacífica en un primer momento, el martes adoptaron técnicas más agresivas, creando barricadas con los carritos de las maletas para bloquear a los pasajeros en la zona de salidas del aeropuerto.
Updated: agosto 15, 2019 08:30 p. m.