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Caos en Gaza por bombas de Israel: “Si nos quedamos en casa morimos, si vamos a la calle también"

La barbarie de este conflicto entre Israel y Hamás se ve reflejado en los rostros israelís, palestinos y de extranjeros. Pilas de muertos, cuadras enteras borradas del mapa y heridas en el alma que tardarán en cicatrizar.

Caos en Gaza por bombas de Israel: “Si nos quedamos en casa morimos, si vamos a la calle también"

La barbarie de la guerra entre Israel y Hamás se puede evidenciar no solo en los escombros que dejan las bombas asesinas, también en los rostros de inocentes. Algunos de ellos son israelíes, otros palestinos e inclusive extranjeros.

Muchos de los que se salvaron de morir por las explosiones lloran la muerte de algún allegado o un ser querido, mientras que cientos más viven en incertidumbre porque a hoy no saben dónde, en qué condiciones y en poder de quién están sus familiares.

“Si nos quedamos en nuestras casas morimos, si vamos a las calles morimos. Mi hermano huyó, pero la muerte lo encontró”, dice Samah Abo Latifa, habitante de Gaza.

Todos ellos son seres humanos a los que el sábado 7 de octubre, día del ataque sorpresa del grupo Hamás en Israel, les cambió la vida.

Entre los rostros de dolor sobresale el de Gaya Kalderon, a quien ya no le quedan lágrimas tras ver cómo su padre, su hermana de 16 años y su pequeño hermano de 12 fueron tomados como rehenes.

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La prueba es un video publicado por propio grupo extremista Hamás. “En el video veo a Erez, mi hermano menor que estaba con mi hermana y mi papá, veo que lo están pateando y está como gritando porque le duele, acá lo están lastimando", dice con la prueba en sus manos.

Y así como los familiares de Gaya, ciudadanos de otras partes del mundo, como los estadounidenses Hesrh, Adriene, Itay y Sagui, siguen desaparecidos.

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"Mi madre utilizó un poco de árabe que aprendió trabajando como enfermera en el hospital de Soroka durante 20 años para calmar al terrorista y es nuestra esperanza, lo cual es un poco ridículo a estas alturas decirlo, el escenario aquí es que ella sea rehén en Gaza", dice Nahar Neta, hijo de estadounidense desaparecida en Israel.

"Itay, mi hijo se unió al Ejército hace aproximadamente un año. Está en el cuerpo armado. Estaba sirviendo en la frontera de Gaza. La última vez que supimos de él fue el sábado por la mañana, cuando dijo que estaban bajo ataque. Sabemos que estuvo activo, que estuvo en comunicación por un tiempo, pero desde entonces, silencio", afirma Rubi Chen, padre de estadounidense desaparecido en Israel.

Las voces de clamor por sus familiares llegan de todo el mundo. Un padre chileno relata la última conversación que tuvo con su hija: "En un momento determinado, pudimos escucharlos por teléfono, por WhatsApp, con mi hija y ella pedía auxilio, diciendo que hay gente dentro de la casa, que están rompiendo todo, que van a entrar en el refugio, por último: auxilio, auxilio y la red celular bajó".

Que la angustia cese por ahora no se ve viable, pues las explosiones, que se traducen en muerte y devastación, no terminan. Aún es incierto el número de personas que quedaron bajo estos escombros, y quienes han sobrevivido no han tenido otra opción que huir, pues literalmente ya no tienen nada.

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El horror de la guerra no distingue bandos. En el sur de Israel, el grupo extremista Hamás ha dejado pilas de cuerpos en las calles y se denuncia el asesinato de familias enteras incluidos recién nacidos, así como la mutilación y violación de mujeres.

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