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Buscan a colombiana rescatada tras terremoto en Turquía

Aunque la colombiana rescatada tras terremoto en Turquía aparece en una lista de pacientes bajo atención médica, familiares y amigos la buscan desesperadamente en cuatro ciudades distintas.

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Una colombiana rescatada tras terremoto en Turquía mantiene en vilo a familiares en Colombia y en Estados Unidos. Aunque el nombre de Johanna Carolina Kap aparece en una lista de personas salvadas de los escombros con vida, no han podido localizarla.

La mujer de 29 años reside hace 9 en el país que atraviesa una dolorosa tragedia, con más de 9.000 muertos por el movimiento telúrico del pasado lunes. Ella se encontraba en el hotel Isias, en la ciudad de Adiyaman, cuando ocurrió la sacudida de 7,8.

La colombiana rescatada tras terremoto en Turquía terminaba sus estudios para convertirse en guía turística y está casada con un ciudadano turco, que desesperadamente ha tocado las puertas de varios centros asistenciales para dar con el paradero de Johanna. La esperanza se mantiene viva porque, al menos, su nombre aparece entre los sobrevivientes.

“Hay una lista en que ella aparece que esta como rescatada, pero no se sabe en qué hospital está. También varios amigos la están buscando; Erham (su pareja) está en la ciudad de Anyaman buscándola, los familiares también están en Ankara y en Estambul buscándola, pero pues por el momento no hay ninguna otra información”, lamenta Nicolás Millán, sobrino de la colombiana rescatada de terremoto en Turquía.

Hombre busca a 30 familiares sepultados por el terremoto en Siria


Desde hace dos días, Malik Ibrahim ha pasado su tiempo levantando escombros en un pueblo del norte de Siria, en busca de treinta familiares sepultados bajo las ruinas.

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De momento, y con ayuda de vecinos y rescatistas, ya logró retirar diez cadáveres de las ruinas en el pueblo de Besnaya, cerca de la frontera con Turquía. El desolador espectáculo de las casas destruidas contrasta con la serenidad de los olivares vecinos.

Malik retira los cascotes uno a uno, con ayuda de una pala o con sus propias manos, protegidas apenas con guantes. Busca a su tío, a su primo, y a sus familias respectivas.

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Todos ellos quedaron sepultados bajo el techo y las paredes de su edificio, convertido ahora en un amasijo de cascotes coronados de paneles solares.

"Se ha ido una familia entera. Es un exterminio", dice a AFP Malik Ibrahim con la cara lívida y recubierta de polvo.

A medida que levanta cascotes, este hombre de 40 años pierde la esperanza y se deshace en lágrimas. "Cada vez que sacamos un cadáver me acuerdo de los buenos momentos que pasamos juntos; reíamos y hacíamos bromas", dice.

"Pero eso ya no volverá a ocurrir. Estamos separados. Ellos están en el más allá y nosotros aquí. No nos veremos más".

El lunes al amanecer, cuando el terremoto de magnitud 7,8 remeció la zona, Malik, su esposa y sus ocho hijos huyeron de su casa en la ciudad de Idlib.

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Bajo una lluvia torrencial, se sintió aliviado de seguir en vida, así como su mujer y sus hijos.

Pero poco después supo que sus familiares de Besnaya habían corrido una suerte bien distinta.

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El terremoto, con epicentro en Turquía, causó al menos 11.700 muertos en total en ambos países, de los cuales más de 2.600 en Siria.

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