Max Armstrong es un hombre amante de las aventuras, la vida al aire libre y los viajes. En sus 40 años se ha embarcado en grandes travesías, como pasar 151 días caminando desde México hasta Canadá, pero un reciente accidente le quitó sus piernas , una parte importante para poder lograr todas estas hazañas.
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¿Por qué perdió las piernas?
Armstrong conversó con People sobre su particular caso, diciendo que siempre había tenido cortes y raspones durante sus viajes, por lo cual el pasado 2 de diciembre de 2024, mientras acampaba con algunos amigos, no le prestó atención a una pequeña quemadura en su dedo.
“Estaba trasladando la sartén de la fogata a la mesa y me quemé una parte del pulgar en el proceso. Fue una pequeña quemadura. En ese momento no le di importancia”, expresó el hombre.
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Un par de días después, comenzó a notar que su tobillo izquierdo se empezó a hinchar, pero pensó que solo se lo había torcido. También comenzó a "decir locuras" mientras dormía y las uñas de sus pies se pusieron moradas, lo que le indicó que debía ir a urgencias.
Al llegar al centro asistencial, los médicos le informaron que creían que la bacteria estreptococo A había entrado a su organismo por medio de la lesión. Poco después confirmaron que tenía una sepsis, teniendo que ser inducido a un coma.
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Su esposa y su madre se mantuvieron a sus lados durante 6 días, donde la agonía las estaba consumiendo. Un síndrome de shock tóxico empezó a “devorar” su cuerpo, por lo cual los galenos pensaban que no lograría sobrevivir.
Pese a todo pronóstico, el 13 de diciembre despertó del coma, pero tenía los "pies negros" y sentía como si lo estuvieran aplastando. Aunque le habían planteado la posibilidad de amputarle parte de las piernas, él se negaba a aceptar esto.
Todo cambió cuando intentó caminar y se dio cuenta de que el dolor era tan grande que no podría conservar sus extremidades inferiores. "Mi madre estaba tomando fotos. Se veían muy negras y con las venas quemadas. Parecía que nunca más se podrían volver a usar. Fue una decisión difícil“.
Viendo el desolador panorama que enfrentaba, y sabiendo que si actuaba rápido podrían amputarle solo debajo de la rodilla, decidió someterse a una cirugía el 23 de diciembre, en plena víspera de las fiestas de Navidad.
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¿Cómo está hoy?
Este valiente amante de la aventura trabaja como entrenador terapéutico para hombres que han salido de prisión. En su conversación con People confesó que decidió ver todo este percance médico como "un viaje espiritual", el cual, aunque no quisiera hacerlo, sabía que era lo que debía.
De momento se encuentra en recuperación, pero su meta para el próximo año es volver a recorrer altos senderos y dar largos paseos con sus perros. Sus conocidos iniciaron una recolección de fondos para poder costear las prótesis, además de aquellas adaptaciones que necesita en su casa y vehículo para hacerlos accesibles.
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Pese a todo, se mantiene positivo diciendo que "este viaje fue una oportunidad para demostrarles a los demás que las cosas se pueden superar".
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