Tanto los ucranianos como los rusos celebraban este sábado la Navidad ortodoxa sin que cesen los combates en varios frentes , a pesar de que el ejército ruso aseguró que respetaba la tregua unilateral decretada por el presidente Vladimir Putin.
El ejército ruso aseguró que tenía la intención de proseguir con la tregua hasta la medianoche del sábado (21H00 GMT), como estaba previsto, a pesar de ataques de artillería ucranianos.
Sin embargo, las autoridades ucranianas ponen en duda la sinceridad de la tregua rusa y estiman que se trata de una táctica para ganar tiempo. Estados Unidos, Francia, Alemania y Reino Unido también criticaron la iniciativa.
Periodistas de la AFP presentes en Chasiv Yar, en el este de Ucrania, constataron reiterados bombardeos a lo largo de la mañana.
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En Bajmut, epicentro de los combates situado más al norte, la AFP escuchó el viernes duelos de artillería en ambas partes del frente, horas después de que se instaurara el alto el fuego unilateral decretado por Rusia.
No obstante, los cañonazos eran de menor intensidad en comparación con días anteriores.
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Según la fiscalía ucraniana, dos personas murieron y 13 resultaron heridas el viernes en Bajmut, una ciudad en gran parte devastada por los combates y donde ambos lados están sufriendo importantes pérdidas.
Las fuerzas armadas rusas bombardearon también la región de Jersón (sur) el viernes, matando a un socorrista e hiriendo a siete personas, informaron las autoridades ucranianas.
Luchas de capillas
Los dos países, en guerra desde febrero de 2022, celebraron el sábado la Navidad ortodoxa, religión que profesa la mayoría de los ciudadanos rusos y ucranianos.
Por la parte rusa, Vladimir Putin asistió solo a la misa en una iglesia del Kremlin la medianoche del viernes, derogando su costumbre de celebrar la liturgia en una provincia o en la periferia de Moscú.
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En un mensaje divulgado este sábado por el Kremlin, el dignatario ruso felicitó a los cristianos ortodoxos e indicó que este día inspira "buenas acciones y aspiraciones".
Las organizaciones eclesiásticas "apoyan a nuestros soldados que participan en una operación militar especial", declaró el presidente ruso, utilizando el término oficial del Kremlin para designar la ofensiva en Ucrania.
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Por la parte ucraniana, cientos de fieles asistieron este sábado a una misa histórica con motivo de la Navidad ortodoxa en el célebre monasterio de las Cuevas de Kiev, que antes dependía del patriarcado de Moscú, pero que pasó ahora a manos de Ucrania debido a la guerra.
La homilía fue oficiada por primera vez por el metropolitano Epifanio, líder de la Iglesia ortodoxa ucraniana formada en 2018-2019 tras un cisma con el patriarcado de Moscú.
"Hemos esperado mucho tiempo para que este santuario nos fuera entregado. Es un acontecimiento verdaderamente histórico, que todos los ucranianos esperaban", contó Veronika Martiniuk, de 19 años, que dirige el coro.
"Cada país tiene su iglesia. Y tenemos nuestra propia iglesia, está muy bien, una iglesia ucraniana, así debe ser", abundó Oksana Sobko, una creyente de 47 años.
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Entrega de armas
Incluso si hubiera sido respetado, el cese del fuego decretado por Putin sólo habría ofrecido 36 horas de respiro en un conflicto de gran intensidad, que dura ya casi 11 meses y sin solución a la vista.
Estados Unidos, principal apoyo del gobierno ucraniano, prometió el viernes una nueva ayuda militar de 3.000 millones de dólares a Ucrania, que incluirá vehículos blindados de infantería Bradley, blindados para transporte de tropas y obuses.
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"Este año victorioso apenas comienza", afirmó la presidencia ucraniana, y precisó que el "paquete" estadounidense incluye también misiles de precisión Himars y antiaéreos Sea Sparrow.
Alemania anunció también el envío en el primer trimestre del año de 40 blindados Marder y Francia prometió el miércoles tanques de combates ligeros AMX-10 RC.
Los suministros de armas occidentales son cruciales para Ucrania y, entre otras cosas, le permitieron llevar a cabo una contraofensiva eficaz que expulsó a las fuerzas rusas de la región de Járkov en el noreste y de la ciudad de Jersón en el sur.
Con el invierno, el frente se halla en gran parte congelado. Sin embargo, Ucrania teme una nueva ofensiva rusa.