Un elefante asiático salvaje fue sacado, ya exhausto, de un charco de fango en el que estaba atrapado. El hecho ocurrió en Yunnan, China.
El elefante, adulto y con un peso de dos toneladas y media, había estado jugando con sus amigos y se deslizó en el hoyo. Hizo esfuerzos por salir y sus acompañantes, todo lo posible por ayudarlo, en una muestra conmovedora de solidaridad, pero fracasaron.
Entonces, intervinieron los hombres. Una retroexcavadora abrió camino y el elefante lo aprovechó de inmediato. Muy pronto estuvo rumbo a casa, en una reserva natural, y se reincorporó a la manada.
Un templo hindú usa elefante robótico para evitar crueldad con los animales
Un templo hindú en el sur de la India ha reemplazado al elefante de carne de hueso por uno mecánico para llevar a cabo sus ceremonias, en un intento por luchar contra el maltrato y la caza furtiva de este animal, considerado sagrado por el hinduismo.
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La novedosa iniciativa, llevada a cabo en un templo hindú del estado sureño de Kerala, nació de una donación promovida por la organización en favor de los derechos de los animales People for the Ethical Treatment of Animals (PETA), que promueve una intensa campaña en el país para proteger a los paquidermos.
El elefante robótico "ayudará a que las ceremonias en los templos se lleven a cabo de forma segura y sin crueldad, apoyando así la rehabilitación real de los elefantes y la vida en los bosques, poniendo fin al horror del cautiverio", explicó la oficina de comunicaciones de PETA India.
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Con unos 11 pies de altura y un peso de 800 kilogramos, el elefante-robot, llamado Irinjadappilly Raman, es capaz de transportar hasta cinco personas y sus movimientos pueden controlarse con un mando.
PETA espera que esta iniciativa se extienda por otros estados de la India para abandonar la habitual práctica de estas criaturas en los rituales hindúes, donde en ocasiones se utilizan para transportar a los dioses en procesiones y ceremonias, entrenados a costa de maltrato.
La población de elefantes asiáticos se concentra en el sur de la India, donde habitualmente son retenidos o transportados de forma ilegal a otras regiones, y a menudo mueren por estar encadenados durante largas horas sin acceso a agua o a la atención veterinaria.