Jill Jacobs, quien será la primera dama de los Estados Unidos, nació en 1951 y fue la primera de cinco hermanas en un hogar cuyo padre ascendió de cajero a gerente de banco y una madre dedicada a su familia.
Creció a las afueras de Filadelfia y con el tiempo se convirtió en profesora de inglés.
“Enseñar no es lo que hago, es lo que soy” es una de las frases con la que se define Jill, quien ha dedicado su vida a dictar clases de inglés.
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Tiene 69 años de los cuales 43 ha sido la coequipera de su esposo Joe Biden , quien exaltó su labor en su discurso de victoria.
“Este es un gran día para todos los maestros: tendrán una en la Casa Blanca, y Jill será una gran primera dama. Estoy muy orgulloso de ella”, dijo Biden.
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“¿Cómo conseguiste mi número?” fue lo primero que le preguntó Jill un sábado de 1975 al entonces joven y viudo senador de Delaware, que consiguió una cita a ciegas con la joven rubia para darse una segunda oportunidad en el amor, luego de perder a su esposa y a su hija en un accidente de tránsito.
Esa llamada bastó para unir en 1977 los caminos del naciente político y la maestra Jill, quien tiene una carrera profesional llena de satisfacciones académicas con dos másteres y un doctorado en educación.
Tal ha sido su pasión por la enseñanza que ni siquiera cuando fue segunda dama, durante el tiempo que su esposo fue vicepresidente de Barack Obama, abandonó su papel de profesora.
Solo en dos oportunidades se ha dado una pausa por fuera de las aulas: cuando nació la hija de ambos, Ashley en 1981 y este 2020 para dedicarse de lleno a apoyar la campaña de su esposo.
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Jill ha sido una aliada clave para los demócratas en la carrera de su esposo por la Casa Blanca.
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“No damos ningún voto por sentado. Joe y yo estamos aquí trabajando tan duro como podemos”, manifestó.
Como primera dama, centrará su agenda en apoyar la educación gratuita en universidades comunitarias, apoyará a las familias de los militares y respaldará investigaciones sobre el cáncer, entre otros.
En agosto, en la convención nacional demócrata, salió del aula de clases en la que enseñó inglés en 1990 para apoyar al entonces candidato.
Jill llegará a la Casa Blanca en enero no solo como la primera dama, también como la primera maestra de los Estados Unidos.
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