La DEA y el FBI, que participan en la investigación del asesinato del fiscal Marcelo Pecci, intentan establecer si sicarios colombianos fueron contratados para ultimarlo en la isla Barú de Cartagena, donde pasaba su luna de miel. Esa es una de las hipótesis de más peso.
Las autoridades de Paraguay creen que la orden para matarlo fue dada por organizaciones delincuenciales de ese país, afectadas por los procesos que llevaba a cabo el funcionario contra redes de narcotráfico y crimen organizado.
Además, se trasladaron a Colombia con una lista de los grupos criminales que se beneficiarían con este homicidio.
Consideran que el asesinato de Marcelo Pecci también es una advertencia de esas bandas contra otros fiscales que llevan procesos similares a los de su víctima.
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Marcelo Pecci tenía una hoja de vida intachable, jamás se vio involucrado en hechos de corrupción y logró la condena de varios narcotraficantes, algunos de ellos extraditados a EE. UU.