El asesinato a tiros de un militante del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva a manos de un policía bolsonarista sobrecogió este domingo a la política brasileña, que atribuyó el crimen al clima de "intolerancia" y "odio" que vive el país a menos de tres meses de las elecciones.
Los hechos ocurrieron en Foz de Iguaçu, localidad fronteriza con Argentina y Paraguay, cuando un agente penitenciario, seguidor del presidente Jair Bolsonaro, irrumpió en la fiesta de cumpleaños de Marcelo Arruda y abrió fuego contra este, según señaló la Policía.
Arruda, guardia municipal y uno de los líderes del Partido de los Trabajadores (PT) en Foz de Iguaçu, conmemoraba su 50 cumpleaños en compañía de amigos y familiares con una fiesta temática sobre Lula y el PT, en la sede de la Asociación Deportiva Salud Física de Itaipú.
En un momento determinado, el agente penitenciario, identificado como Jose da Rocha Guaranho, se acerca al local, amenaza a los allí presentes con arma en mano y se marcha.
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Pero, a los pocos minutos vuelve, entra al recinto y tirotea a Arruda, que desde el suelo consigue reaccionar y disparar contra su agresor, que cae tendido en el suelo, según las imágenes de una cámara de seguridad filtradas por la prensa.
La Policía Civil del estado de Paraná informó en un primer comunicado que el agente penitenciario había fallecido, si bien, horas más tarde, corrigió esa información y dijo que se encontraba ingresado en un hospital "en estado grave".
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La comisaria encargada del caso, Iane Cardoso, afirmó en una rueda de prensa que testigos declararon que Da Rocha Guaranho lanzó proclamas a favor de Bolsonaro y que todo apunta a que se trató de un "conflicto político".
El asesinato de Arruda se produce a 84 días de las polarizadas elecciones presidenciales brasileña, para las que el claro favorito es Lula, con una ventaja de entre 15 y 20 puntos sobre Bolsonaro, según los últimos sondeos.