A plena luz del día una mujer y su hijo, quienes se disponían a tomar camino en su vehículo, fueron abordados por dos delincuentes armados en Argentina .
Los ladrones le apuntaron a un hombre, del que las víctimas se estaban despidiendo, y dejaron que la mujer descendiera del asiento del conductor. Ella caminó hacia la parte trasera de la camioneta.
Aparentemente a los individuos no se les pasó por la cabeza que la señora iba por una silla de ruedas, la cual utilizaría para sacar del vehículo a su hijo, un joven en condición de discapacidad.
Los delincuentes no titubearon ni un momento y siguieron con el plan: se subieron a la camioneta y emprendieron la huida. Las cámaras de seguridad, que registraron todo el robo, también consignaron la impotencia de las víctimas al no poder hacer nada.
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Sin embargo, descubrirían más adelante que los ladrones cambiaron de parecer.
La Policía fue alertada y, para sorpresa de los afectados, la camioneta había sido hallada a tan solo cinco cuadras del sitio exacto del hurto. Tenía el motor encendido y las puertas abiertas.
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Muchos se preguntan si los bandidos sintieron el peso de robarle una camioneta a una persona en condición de discapacidad o si creyeron que quedarse con este vehículo les traería más problemas por la situación del joven.