Siete personas, familiares entre sí, fueron asesinadas en el estado mexicano de Veracruz (este), en momentos en que arrecian las críticas a la política de seguridad del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Según la Fiscalía estatal, tres mujeres y cuatro hombres, entre ellos un menor de edad, fueron baleados en su domicilio del municipio de Boca del Río. Los cuerpos fueron encontrados el domingo.
Las víctimas "son integrantes de una sola familia que se dedicaba al negocio de las carnicerías por medio de una cadena de establecimientos", dijo a la AFP una fuente de la Guardia Nacional bajo anonimato.
Las autoridades encontraron los cuerpos tras recibir la Policía un reporte telefónico sobre un herido de bala en la vivienda donde se cometió la masacre. El hombre falleció cuando era trasladado a un hospital, confirmó una fuente de la secretaría de la Defensa Nacional.
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México es golpeado por una espiral de violencia que deja unos 340.000 muertos desde 2006, cuando fue desplegada una polémica ofensiva antidrogas con participación de militares.
La mayoría de esas muertes son atribuidas a bandas del crimen organizado involucradas en delitos como narcotráfico, robo de combustible, secuestro y extorsión, entre otros.
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El pasado sábado, un oficial del Ejército murió durante un operativo en el que fueron capturados tres presuntos narcotraficantes en la ciudad de Caborca (Sonora, noroeste) informó este lunes López Obrador en conferencia de prensa.
De acuerdo con cifras oficiales, entre enero y mayo pasado fueron asesinadas 12.737 personas en México.
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Los cuestionamientos a la estrategia gubernamental de seguridad se intensificaron después de que el pasado 27 de junio dos sacerdotes jesuitas fueran asesinados dentro de una iglesia en una apartada comunidad indígena del estado de Chihuahua (norte).
A las críticas continuas de la oposición se han sumado jerarcas católicos.
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Pero al reportar la muerte del oficial en Sonora, en medio de una intensa balacera, el mandatario volvió a defender su política, enfocada en resolver las causas estructurales de la violencia, como la pobreza.
"Estamos convencidos de que no se puede enfrentar la violencia con la violencia", reiteró sobre su estrategia.
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López Obrador negó que su gobierno sea permisivo con los carteles y consideró "un error grave, un crimen, haber declarado la guerra a la delincuencia" al inicio del gobierno del expresidente conservador Felipe Calderón (2006-2012).