Esta semana se cumplieron 30 años de los Acuerdos de Oslo que abrieron una puerta para alcanzar un acuerdo entre israelíes y palestinos. Pero la paz en Oriente Medio hoy parece estar más lejos que nunca.
El canciller palestino, Riad Malki, anunció que elevarán su voz ante la Asamblea General de la ONU, que inicia esta semana, para que la comunidad internacional ayude a retomar el rumbo.
¿Qué queda de esos Acuerdos de Oslo, de esos compromisos entre Yasser Arafat e Isaac Rabin?
El canciller Riad Malki señaló que "Isaac Rabin era un hombre que quería buscar la paz, no solamente con los palestinos, también para su pueblo, Israel. Pensaba que la única forma era un acuerdo con los palestinos, por eso lo mataron".
Lo más grave, según señala, es que "la gente que lo mató, hoy en día está gobernando en Israel: la extrema derecha, los fascistas".
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Así las cosas, después de 30 años para el canciller, de esos acuerdos queda solo "memoria, sufrimiento. Estamos encerrados por ese acuerdo que no nos deja salir. El acuerdo ofreció una oportunidad, pero llegó alguien que quiso matar esa oportunidad".
"Es por eso que el presidente palestino, en su discurso ante las Naciones Unidas, buscará el apoyo de la comunidad internacional. No solo es necesario brindar protección internacional, sino también organizar una conferencia de paz en la que todos los países interesados, incluyendo a Colombia, muestren su interés y se sumen a los esfuerzos por salvar el proceso de paz", indicó el canciller Riad Malki.
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Del sueño de la paz a un conflicto fuera de control
Desde aquella soleada mañana en Washington, fruto de incontables horas de negociaciones secretas en la ciudad noruega de Oslo, israelíes y palestinos cuentan las muertes en miles -más de 10.000 palestinos y más de 1.500 israelíes-, los muros en kilómetros -más de 60 en la frontera con Gaza y más de 500 con Cisjordania ocupada- y los intentos de reconciliación en negativo.
En 2023, 225 palestinos han muerto en el marco del conflicto y 34 del lado israelí, en lo que se ha convertido ya en uno de los años más sangrientos desde principios de siglo.
"Mi yo de hace 30 años no podría creer que en 2023 todavía no tenemos paz con los palestinos", reconoce en una entrevista con EFE en Jerusalén Yosi Beilin, principal arquitecto israelí de los acuerdos.
"Debo admitir que había escenarios que anticipábamos, como protestas por parte de extremistas de ambos lados, pero nunca imaginaba algo como lo que pasó", agrega. Se refiere a eventos como el asesinato del entonces primer ministro, Isaac Rabin, por un ultraderechista judío en 1995, a la magnitud de la violencia de la Segunda Intifada (2000-2005), a la profundización de la ocupación y colonización israelí de Cisjordania y al empoderamiento de figuras radicales que por entonces eran marginales.
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Desde Ramala, en el corazón del Estado palestino que Oslo prometía pero nunca sucedió, Hanán Ashrawi, exnegociadora y parte del liderazgo palestino antes y después de los acuerdos, considera que el texto firmado estaba destinado a fracasar por favorecer los intereses de Israel y por haber sido rubricado por Arafat, entonces líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), en un momento de profunda debilidad.