En el 2021, Los Informantes denunció el cartel de los muertos: un rentable negocio de tráfico de cadáveres en los cuatro cementerios del Distrito en Bogotá. Un sórdido comercio que escandaliza a todo el que lo conoce.
“Hay personas que pagan por profanar osarios, bóvedas, hay muchos que trabajamos con eso, con la profanación”, aseguró ‘Carlos’, un profanador quien le pidió al informativo ocultar su rostro.
Él se escabullía entre las bóvedas de los cementerios del Distrito en Bogotá durante las noches y gracias a una red de corrupción lleva décadas robando cadáveres para venderlos por partes. Las bóvedas las negocian con papeles falsos a personas que buscan donde enterrar su familiar.
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Pero el negocio no terminaba ahí, los cuerpos los vendían completos o por partes, solo osamentas o con algo de tejidos. Los cráneos, fémures, manos y dientes son muy cotizados, comentó.
“Profanar es sacar cuerpos de pronto recientes o en estado de descomposición, se pican y se empacan en cajas o en bolsas”, aseguró sobre esta macabra práctica que realizaba sin ningún tipo de escrúpulos.
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Sin temor a la muerte, este profanador relató lo que pasa en los cementerios Central, del Norte, del Sur y Serafín luego de que las familias dejan a sus seres queridos en una bóveda que es privada, pero que está a cargo del Distrito y que entrega los cementerios a una concesión para que los administre.
‘Carlos’ hace parte de una mafia que gana grandes cantidades de dinero a costa de los muertos. “La necesidad tiene cara de perro, uno lo hace por plata”, afirmó el hombre.
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Así profanaban las tumbas
Según el relato del hombre, la oscuridad de la noche era el momento en el que realiza la profanación. Ingresaba cuando ya no había visitantes en los cementerios. Se tomaba unos cuantos tragos y se dirigía a la tumba que previamente fue escogida por sus cómplices quienes hacen una labor de inteligencia para saber a qué muertos llevan años sin visitar.
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Para el momento en el que Los Informantes realizó esta historia, los cuerpos los vendían en $300 mil y $400 mil pesos. El precio variaba según las condiciones en las que se encuentre, si aún poseía tejidos blandos era más costoso.
“Los cuerpos los compran las universidades, los que estudian Medicina, el cráneo también ellos. Los dientes, Odontología. El cráneo no va con la caja de dientes, esa va a parte. Cada diente lo pagan a $20 mil”, reveló sobre quiénes son los principales compradores.
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Más allá de universidades, eran estudiantes que se saltaban las reglas, no hacían el trámite ante los cementerios para obtener restos para su estudio y terminaban convirtiéndose en cómplices de este cartel de los muertos.
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“A usted lo pueden enterrar hoy y mañana lo sacan... esa bóveda ya está más que vendida”, aseguró.
Lo más delicado, según ‘Carlos’, es que en este negocio ilícito alcanzaba hasta la tajada para algunas Notarias de la ciudad. “Las notarías también se prestan para las nuevas escrituras, allí se falsifica todo, mueven todo, hay gente que hace las escrituras como si fueran originales, todo queda registrado”, añadió.
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Asimismo, la vigilancia también estaba implicada. Según él, antes de la pandemia se usaban de noche los hornos de cremación para desaparecer los restos que sacaba.
También utilizaban las tumbas que no se pueden robar para esconder cadáveres que sacan de otras bóvedas. Es decir, muchas personas que no saben que en donde tienen enterrado a su familiar hay restos de otros muertos.
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Debido al alto volumen de cremaciones por la pandemia, los profanadores optaron por otros métodos para esconder restos: abren huecos y los entierran en el mismo cementerio o los botan en los techos de los mausoleos a donde nadie se asoma. Una fosa común a cielo abierto en plena capital del país.
De acuerdo con el profanador, esta red opera en otras ciudades del país, no solo en Bogotá. La película de terror no termina ahí, algunas partes de los cuerpos, como las manos, son vendidas para rituales de brujería.
La concesión que empezó a administrar los cementerios del Distrito en julio de 2021 le aseguró ese año a Los Informantes que dicha situación ya no estaba sucediendo y que trabajaban con las autoridades para ayudar a desmantelar el cartel de los muertos.
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