Aunque habla como un abogado, utiliza término jurídicos difíciles de entender y se sabe de memoria el código penal, Édgar Preciado no estudió derecho. Él es un preso que convirtió su celda en el bufete más cotizado de la cárcel La Modelo en Bogotá.
‘El servidor de los reclusos’, así se describe Preciado, quien asesora a otros presos en sus casos. Dice que ha ayudado a recobrar la libertad a cerca de 500 personas. No cobra grandes sumas de dinero y recibe como agradecimiento todo tipo de artículos. Está próximo a salir libre por vencimiento de términos.