Aunque la llegada de diciembre es sinónimo de festividad y emoción para muchos, por la proximidad a la Navidad, hay un pueblo de Colombia en donde esta celebración se hace meses después. ¿Por qué?
Detrás de lo que algunos podrías llamar un movimiento de fechas extraño, hay realmente un doloroso recuerdo de lo que fue la esclavitud, pues quienes eran sometidos a la explotación decidieron inventarse su propia Nochebuena.
(Lea también: ¿Qué es la corona de Adviento? Este es el significado y cómo se elabora en casa )
En las profundidades del departamento del Valle del Cauca, sur de Colombia, hay un pueblo en el que realizan una fiesta que se celebra en febrero y donde todos los personajes, incluyendo a María, José y el niño Jesús, son afrodescendientes. Le llaman la Navidad negra.
Publicidad
“Para nosotros febrero significa todo. Nos alistamos para esa Navidad, la Navidad con las características y tradiciones de la etnia negra”, dijo en entrevista con Los Informantes Norman Viáfara, sabedor ancestral.
Ese pueblo en donde Jesús no nace el 25 de diciembre sino 40 o 45 días después se llama Quinamayó.
Publicidad
La historia de la Navidad negra
Cuentan en Quinamayó que hace un par de siglos los esclavos de la región, es decir los tatarabuelos y los tataratatarabuelos de los habitantes actuales, no tenían permitido celebrar la Nochebuena en diciembre, pues debían estar pendientes de sus amos, quienes sí la celebraban y muy bien atendidos el 24 de diciembre.
(Lea también: ¿Viaja a Medellín en diciembre? Esta es la guía para ver alumbrados y más planes que debería hacer )
Además, esta era una época de cosecha en el Cauca y en el Valle del Cauca, entonces los esclavos que no estaban cocinando, limpiando y mesereando debían estar pendientes de los cultivos de maíz o de yuca. Tampoco tenían el tiempo ni el permiso para andar por ahí pasándola bien.
Entonces, según los habitantes de esta población, desde 1891 se les ocurrió que tenían que organizar una Navidad hecha su imagen y semejanza, costara lo que costara.
Publicidad
“Inteligentemente, ellos la hacen en febrero, respetando los 45 días que María llevaba después del parto y la dieta de nuestra ancestralidad, en la antigüedad, que son 45 días o 40 días”, asegura Wilmer Isajar, maestro de estudios afrocolombianos.
Aunque inicialmente la Navidad negra se celebraba en la intimidad de las familias y de una manera austera, hoy se toma las calles del pueblo. Hay parranda, brindis, juegos pirotécnicos, bailes y cantos típicos.
Publicidad
¿Cómo es el pesebre de la Navidad negra?
En esta Navidad negra el clásico pesebre con choza de paja le da paso a un altar de colores que resguarda al niño mientras llega su hora de nacer. No hay botas ni árboles, pero sí un palo con cintas blancas llamado pabellón, con el que los Ángeles lo protegen de todo mal. En vez de ‘Tutaina’ y ‘Nanita nana’ suenan loas y alabanzas, cantos de adoración, cantos de libertad.
El niño Dios de Quinamayó es un niño Dios católico, apostólico y romano, pero de raíces africanas y muy colombianas. Es una mezcla de las tradiciones religiosas que los esclavos recibieron de los conquistadores españoles con las costumbres con las que llegaron a América. Además, tiene los brazos abiertos porque, dicen, es generoso como ellos.
El niño Dios es negro “por respeto a nuestra etnia (...) nosotros decimos que Jesucristo ha tenido que ser negro, porque le tenían mucha rabia, no lo quería”, cuenta Mirna Rodríguez, sabedora ancestral y encargada de cuidar la representación de este personaje durante todo el año.
¿Dónde queda Quinamayó?
Quinamayó es un corregimiento del municipio de Jamundí, con una veintena de calle sin pavimentar, un parque con tarima y murales que demuestran su orgullo afro. Los vecinos repiten que es tranquilo y seguro, que las casas permanecen abiertas y nada se pierde.
Publicidad
Queda una hora y media de Cali y se llega por vías rurales que culebrean entre cañaduzales. En febrero, el sol no da tregua y la sensación térmica suele ser de unos 40 grados.
“Ser de Quinamayó significa ser de la tierra donde celebramos el nacimiento del ser supremo, nuestro Dios negro, en el mes de febrero y es mucho decir, porque allí nos conectamos con el mundo y el mundo se conecta con nosotros porque todos están pendientes del nacimiento del niño Dios negro en el mes de febrero”, enfatiza Norman Viáfara.
Publicidad
En esta Navidad no hay novenas, aguinaldos y menos buñuelo o natilla. La comida que es popular para el resto del mundo en esta época es reemplazada por pescados y sancochos preparados con pipilongo, una planta famosa por sus poderes afrodisíacos, también se encuentran otras bebidas como el arrechón. No hay regalos, pero las fiestas duran tres o cuatro días.
El jolgorio se cierra con la frase: ‘que sea para bien, hasta el año venidero, si Dios la vida nos prestan’.