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Cabezote Los Informantes

Tras conocer la escasez y la gloria, Juan Guillermo Ríos casi pierde hasta la vida

Contra todo pronóstico, después de años enfermo, el reconocido periodista y reportero Juan Guillermo Ríos encontró la paz, el amor y hasta el buen genio. Tras haber conocido la fama, el dinero y el poder lo perdió todo

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No es una exageración durante unos años en los 80 y principios de los años 90, el país se paralizaba todas las noches para ver a Juan Guillermo Ríos en el noticiero de las 7. Con un estilo único y muy particular, conquistó el rating, pero después de haber conocido la fama, el dinero y el poder lo perdió todo, regresó la escasez, el dolor y hasta la muerte. El camino culebrero de un reportero pura sangre.

Don Guillermo Ríos, en el año 84, tenía 37 años, carisma, rating y mucho poder. Fue el periodista y presentador de noticias más popular de la televisión colombiana, gracias a un estilo muy original y a una frase que acompañó todas las noches las despedidas del noticiero de las 7: “con paz, amor y buen genio”. Hoy tiene 76 años y es casi un milagro que esté vivo. “Los médicos les dijeron a mis hijos ‘tu papá no vuelve a caminar, no vuelve a ver y no vuelve a oír, va a tener una vida muy limitada, es mejor que él se muera’”. Después de una cirugía para extirparle un cáncer en el riñón, sufrió una perforación en el colon, además hizo una peritonitis muy grave que desembocó en una falla sistémica, Juan Guillermo murió varias veces.

Y la familia empezó a hacer consultas sobre si me desentubaba. Me salvé por un voto, el de mi mamá, mi mamá dijo no lo desentube y gracias a esa posición férrea de mi mamá es que estoy aquí sentado yo contigo”. Su mamá doña Cecilia Rendón tuvo 12 hijos, lavaba ropa de otros para ganarse unos pesos y don Antonio Ríos llevaba lo que podía como pintor de brocha gorda. “Yo vivía con mi mamá y con mis hermanos en las laderas de Medellín, en las comunas. En esa casa había una piecita donde dormíamos los hombres en el piso. Éramos seis hombres, cinco mujeres, más cerca que murió, en la otra pieza dormían las muchachas y mi papá y mi mamá dormían en la sala”.

Juan Guillermo, el cuarto de los hijos, tuvo una infancia de muchísima escasez. “Yo conocí unos tenis a los 16 años, yo iba a la escuela a piel limpio, yo pedí limosna, porque cuando mi papá no tenía trabajo como pintor no había con qué hacer el mercado, con qué comer, entonces mi mamá me da una bolsa y me decía ‘vaya de casa en casa y toque y diga que no hay para comer en la casa y pida limosna’. Yo llevaba una olla y ahí usaban el arroz y yo llevaba eso la casa. Yo no sé ella cómo recogía tanto periódico. El señor del barrio que tenía una carnicería se llamaba don Libardo y mi mamá me decía vaya lleve los periódicos a donde don Libardo y dígale que le cambia los periódicos por gorditos, mi mamá los fritaba y esa era para nosotros son banquete, por eso yo sé lo que es el hambre, porque aguanté hambre, sé lo que es pedir limosna, porque pedí limosna, y he tenido todo en la vida, he tenido la ausencia y la abundancia”.

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Ríos se obsesionó con salir de pobre, hizo dinero y consiguió la fama que como el amor es eterna mientras dura, luego de estar en la cima lo perdió todo otra vez, tanto que casi pierde hasta la vida.

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