De enero a mayo, en Colombia hubo 5.263 muertes violentas en su mayoría por armas de fuego. En esa lucha contra la delincuencia armada hay un capítulo esperanzador, todas las armas ilegales que se confiscan van a parar a un mismo lugar en donde se transforman y no queda rastro de la sangre que derramaron. La sorprendente transición de la violencia a las viviendas con alma de acero.
“Encuentras desde fusiles, armas cortas, pistolas, revólveres, armas hechizas hasta morteros. Esas armas provienen de todo el país y estuvieron envueltas en algún crimen o delito que llevó a su confiscación y posteriormente a su judicialización”. Según Medicina Legal, en 2021 en Colombia fueron asesinadas 13.218 personas. Casi 10.000, es decir, el 76% de esas víctimas, fueron asesinadas a balazos. Decir armas de fuego es decir muerte, dolor y tragedia. Se sabe bien que todos los días a lo largo y ancho del país se decomisan armas de fuego. Auténticos arsenales que se le quitan a la delincuencia común grupos y a mafias. Lo que no se sabe es qué ocurre con esas armas incautadas: a dónde van a dar, quién las controla y qué pasa después.
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“Aquí hablamos solamente de armas de fuego, regulares, hechizas, irregulares, todos los calibres, pero solo armas de fuego. Para este año iniciamos también con las armas traumáticas, recordemos que a partir del año pasado las armas traumáticas pasaron a considerarse como armas de fuego regulares”. Las armas permanecen incautadas en almacenes de la Fuerza Pública hasta que la Justicia, al cabo de un proceso judicial, las comisiona al Estado. Ahí es cuando interviene el coronel del Ejército Miguel Ángel Gracia, jefe del Departamento Control de Armas, Municiones y Explosivos.
“Las unidades militares en las diferentes regiones envían las armas a Bogotá. Nosotros las concentramos acá en el almacén general de armas que queda en Puente Aranda, donde hemos recopilado hasta 100 mil armas”. Su misión es la juntar todas las armas ilegales del país y destruirlas para que nunca vuelvan a las calles. “El planeamiento que se hace para el desplazamiento la seguridad y poder llevar las armas hasta su fundición obedece a un planeamiento previo porque estamos hablando tranquilamente de cerca de 38 o 40 toneladas, 15 a 20 vehículos. Requiere un planeamiento, una seguridad, qué se va a hacer un paso a paso, hasta llegar a la fundición. Todo ese proceso está acompañado por la Fiscalía y otros órganos veedores como la inspección general de las Fuerzas Militares”.
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Desde hace unos años su misión no termina ahí. Porque ahora lo que hacen es transformar esas armas en esperanzas. Hay cerca 105.000 armas incautadas en los depósitos de todo el país y cada año, más de 20.000 quedan a disposición del coronel Gracia. “Esas que ya tiene comiso son las que vamos a destruir. Adicional a esa cifra de 20 mil tenemos las que se reciben de forma voluntaria que tienen un origen legal, pero por X o Y razón el titular decide devolvérsela al Estado. En Colombia las armas pertenecen al Estado. Está en reglamentación una ley del Gobierno Nacional para implementar el desarme voluntario en la población, con eso esperamos incrementar la cifra a un nivel mucho mayor porque será una campaña nacional con días específicos donde las personas podrán devolver el arma con origen legal o no, con anonimato y con alguna compensación”.