Luego del violento estallido social y los bloqueos del 2021, parecía imposible articular los distintos sectores del Valle del Cauca fracturados y separados por la violencia, los prejuicios, la falta de oportunidades y la rabia, hasta que surgió Compromiso Valle, una Alianza social eficiente que se ha convertido en el motor y la esperanza para los jóvenes y el futuro. Una iniciativa tan poderosa que se debería replicar en todo el país.
“Ya llevábamos alrededor de 10 días con la ciudad completamente bloqueada, cada día que pasaba esto empeoraba, y ya hacia mediados del mes de mayo decidimos salir a la calle a conversar”. Aún se percibe el pánico al recordar el estallido social que tuvo el país en 2021 cuando ciudades y vías principales fueron bloqueadas por los choques entre la juventud frustrada y la Policía. “Lo primero que aprendimos es que nos teníamos que sentar a escuchar y a escuchar de forma muy activa porque claramente había mucha rabia, mucho odio y mucha confusión”.
Con 75 muertos, las ciudades vandalizadas, el odio exacerbado y miles de millones de pesos en pérdidas, es difícil sacar algo bueno, los vallunos lo lograron y de qué forma. “Uno nunca puedes aprovechar una buena crisis y las crisis son precursor de la creatividad”. En el Valle del Cauca y particularmente en Cali, fue donde se dieron los choques más brutales y fue allí en la meca del desastre donde surgió algo más que una reflexión, una acción valiosa. “Una de las muchas frases que nos marcaron era de una persona que nos dijo que si tenían que comer muerto iban a comer muerto”.
Mira también:
Pedro Carvajal fue uno de los empresarios que se remangó la camisa y decidieron ir a los polvorines controlados por los muchachos enardecidos. “Fue en el distrito Aguablanca. Nosotros decidimos ir donde estaban estos jóvenes. O sea, los jóvenes de la Primera Línea en ese momento, encapuchados. Una representación, no estaban todos, porque obviamente estamos viendo que la ciudad en ese momento tenía más o menos 30 puntos donde estaba totalmente bloqueado”. En ese primer encuentro se sacaron chispas y se mostraron los colmillos, pero también hubo intercambio de números telefónicos y el inicio de una conversación improbable que aún hoy continúa.
Publicidad
“Ese día terminamos, creo que con 10 o 12 contactos claves, al otro día recibimos un audio, el audio era un poco largo de unos tres minutos y medio y una persona que le había dado Covid y la persona dice en Siloé no hay Covid, uno de esos burgueses de la clase élite de la ciudad me pegó el Covid, tenía mucha rabia, pero al final esa persona dice, quiero seguir conversando”. En medio de los desmanes el diálogo subió de nivel cuando fue combinado con el fiambre comunitario. “A los 8 días exactamente, un amigo, Juan Ramón Guzmán, me dice te invito a una olla comunitaria en Siloé, me encuentro a esa persona que ocho días antes había dicho que si había que comer muerto y van a comer muerto y entonces inmediatamente le dije ‘Jime, te acuerdas de mí’, claro que me acuerdo de ti y empezamos a hablar".