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Cabezote Los Informantes

Slackline: dos hermanos colombianos desafían los límites desde las alturas

Hugo y Marco Moreno Zambrano son dos hermanos que han buscado su plan de vida desde las alturas. Se han adueñado del poder del arte y de su pasión para ejercer Slackline, el deporte que entre dos puntos de anclaje caminan a través de una cuerda apostando su equilibrio.

Una historia desde la altura, sin miedos y con toda la tranquilidad que los caracteriza, Hugo y Marco Moreno Zambrano son dos hermanos que viven en la localidad de Usme, una de las zonas más violentas de la ciudad. Sin embargo, sus ganas de salir adelante, y la pasión que sienten por el arte han hecho que descubran miles de lugares desde las alturas con el Slackline.

Lo que, para algunos, pararse en un semáforo es una cuestión de necesidad y falta de oportunidad, para otros es el inicio de un trabajo. Los Moreno empezaron haciendo malabares, día a día y sin descanso, pues notaban que su esfuerzo valía la pena y les iba bien. Por ello, decidieron invertir en unos trajes de presentación, algún maquillaje y accesorios para poder brindar a sus espectadores una gran escena artística.

Por suerte para ellos, un día una persona les comentó sobre la oportunidad de tener un ingreso a un circo que iba a desarrollar el Juan Bosco Obrero en Ciudad Bolívar. Empezaron su vida artística en las calles, entre el humo de los exostos, el tráfico, la lluvia, el sol, los tiempos implacables de los semáforos y las quejas de su papá.

“A mí la verdad no me gusto y se lo recalqué a Marcos, y él me dice papá usted qué hace después de que entrega un trabajo y le dije pues cobrarlo y me dijo es lo mismo que nosotros hacemos en el semáforo. Nosotros no estamos pidiendo limosna, nosotros estamos desempeñando un trabajo”, aseguró Hugo Moreno Sánchez, padre de los artistas.

Hugo Moreno, su padre, es publicista de alturas, y siempre que podía llevaba a sus hijos a la oficina cuando eran pequeños. “Acompañarlo a él era una aventura”, afirmó Hugo Moreno Zambrano, hijo, quien recuerda pasar muy buenos tiempos con su hermano y su padre en su trabajo, y del que aprendieron mucho para ser los grandes malabaristas que soy hoy en día.

“Yo soy muy miedoso para las alturas, demasiado miedoso. Mi papá me decía vamos hacer rapel y yo le decía no papá dejé que mis hermanos lo hagan. Y me decía que no, que yo tenía que aprender”, comentó Marco a Los Informantes. Por el contrario, Hugo ha mencionado que le tiene más miedo a morir en el barrio que a hacer las hazañas que hace. Además, tiene claro que quiere darle una visión diferente a su lugar de vida, y donde crecieron.

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Asimismo, su madre, Ana Milena Zambrano fue su mano derecha, la persona que creyó en ellos y que a través del circo podría forjar una vida honesta y una ventana a la libertad. Por ello, son creyentes de que “el arte es una herramienta de transformación para la vida”.

Se desempeñaron en Slackline, un deporte de equilibrio sobre una cinta plana de unos 5 centímetros de nailon o poliéster, que se sujeta entre dos puntos fijos de anclaje. No se tensa del todo, tiene suspensión y balanceo. Toda una técnica para poner en prueba la concentración.

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Uno de sus primeros escenarios y que recuerdan con orgullo, fue el 15 de abril de 2023, en medio de edificios del centro de Bogotá, a unos 43 metros de altura y dos cintas que cruzaban -una de 120 metros y otra de 100- los hermanos Moreno pusieron a prueba todo su talento, su paciencia y pasión por este deporte, que los ha mantenido alejados de la violencia que viven en su localidad.

“Yo miro mi arnés, si estoy bien anclado, basta, confianza. Siento que de alguna manera esto se vuelve algo deportivo, este sistema siempre tiene un backup, si esto falla, está otro seguro, y si esta falla hay otro seguro. Siempre hay un paso a paso. Los brazos dan el equilibrio lateral”, aseguró Marco. “Hemos acercado este deporte a algo artístico, que es una controversia que hasta ahora están entendiendo en Colombia. Este deporte lo colocas en una plaza y es un espectáculo de alto impacto”, agregó en Los Informantes.

Tienen algo muy valioso y es que por medio del arte han hecho que desde una cuerda se unan como familia. Sin embargo, estos hermanos siguen soñando con poder caminar desde la torre Colpatria hasta el Bacatá en Bogotá o al menos, atravesar el Salto de Tequendama, pero aún no han conseguido los permisos, no obstante, esperan hacerlo algún día y seguir con su plan de vida desde las alturas.

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