Tras el estreno de la miniserie ‘Secuestro del vuelo 601’ en Netflix, muchos espectadores se han preguntado cómo lucen hoy en día las verdaderas azafatas del vuelo raptado, quienes desempeñaron roles vitales durante el hecho.
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La actriz Mónica Lopera da vida a Edilma Pérez, una de las azafatas que en la serie se muestra negociando con los secuestradores para salvar a los pasajeros. Lopera logra capturar la valentía que esta mujer tuvo en la vida real durante el secuestro.
Ángela Cano, por su parte, interpreta a María Eugenia ‘Bárbara’ Gallo, otra de las auxiliares de vuelo que en la producción intenta encontrar una solución en medio de la crisis. Aunque en la vida real no se le conocía como ‘Bárbara’, María Eugenia Gallo también enfrentó con audacia esta angustiosa situación.
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Edilma Pérez y María Eugenia Gallo actualmente son dos grandes amigas y recuerdan con nostalgia la aventura más increíble de sus vidas: el secuestro aéreo más largo en la historia de América Latina. Su amistad comenzó cuando entraron a trabajar en SAM, la Sociedad Aeronáutica de Medellín, una aerolínea colombiana que posteriormente se fusionó con Avianca. Desde su primer vuelo, su conexión y complicidad fueron indiscutibles.
Hoy, ambas mujeres llevan vidas tranquilas, pero su historia sigue viva gracias a la serie que ha capturado la atención de millones de espectadores en todo el mundo. La representación en la pantalla de su insólita aventura demuestra que la realidad puede ser más extraordinaria que la ficción.
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¿Cuál es la historia real del Secuestro del vuelo 601?
El 30 de mayo de 1973, el vuelo HK-1274 de la desaparecida aerolínea colombiana Sociedad Aeronáutica de Medellín, SAM, fue secuestrado por los paraguayos Francisco Solano y Eusebio Borja, quienes se identificaron inicialmente como miembros del ELN. Exigieron $200.000 dólares y la liberación de presos políticos, desviando el avión hacia Aruba.
Tras liberar a algunos pasajeros y negociar sin éxito con el gobierno colombiano, los secuestradores llevaron el avión por varios países de América Latina. El rapto aéreo duró 60 horas, cubrió 24.000 km y es uno de los más largos de la historia aeronáutica.
De Eusebio Borja nunca se supo nada, pero Francisco Solano López fue hallado luego y pagó cinco años de cárcel en Colombia.
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