Aunque ha sido servidor público, no se cansa de señalar a una clase política que para él es la responsable de los males que nos aquejan, un discurso populista mezcla de realidad y ficción, pero muy efectista.
En la política nacional ha sido una sorpresa, un outsider, hablador, más bien folclórico y carismático que sin ninguna estructura política ni una plataforma ideológica logró pasar a la segunda vuelta con casi seis millones de votos