Una de las apuestas más arriesgadas del presidente Petro es la paz total donde hasta ahora solo están invitados Iván Mordisco y el ELN. El resto de los narcos, guerrilleros, extraditables, exparas, combos y demás ralea que estaban firmes durante los tiempos de campaña y se reunieron con delegados oficiales, instalaron mesas y lanzaron propuestas, se quedaron con los crespos hechos. La postura desde el lado oscuro de la fuerza.
La paz total es una prioridad de la administración Petro, una audacia política buscar con los grupos ilegales, de todos los pelambres, acuerdos para acabar con la violencia en Colombia, pero sobre esta gran apuesta se posó una inmensa sombra por las distintas posturas que han cambiado en estos meses de gobierno y también por el escándalo que protagonizaron el hermano y el hijo del presidente. Como hay tanta confusión, Los Informantes fue hasta Medellín en donde se concentra un altísimo porcentaje de la violencia urbana y escuchó lo que tienen que decir algunos protagonistas de ese lado oscuro de la paz.
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“Yo creo que el señor presidente tuvo problemas de moralidad con su hermano y con su hijo. Ahí en donde existe la falla, en las crisis que han tenido el hermano y el hijo con la justicia colombiana, con la Fiscalía, han debilitado las decisiones de del doctor Petro” al menos, eso es lo que piensa Alexander Morales, quien fue delegado por el Comisionado de Paz para tener contacto con los combos de Medellín, que no son otra cosa que bandas barriales que controlan comunas y las economías subterráneas. Él renunció hace dos meses, dirige además Sinergia que es un movimiento donde tienen voz y votos gente de la FARC, del ELN, los extraditables, las bandas paramilitares, académicos y profesores.
“Nosotros habíamos establecido la mesa de La Picota, de los extraditables y teníamos la representación de las 270 personas extraditables de hombres, pero además de las mujeres. Absolutamente había un entusiasmo generalizado”. Había fiesta y jolgorio en La Picota, en otras cárceles y en estas calles amenazantes de Medellín, no era para menos porque el gobierno los había invitado a ser la cuarta pata de la mesa de la paz. “En el mes de agosto y en el mes de septiembre el señor presidente levantó su voz indicando de que no se iba a seguir extraditando si los extraditades se pusieran también en la ruta de la paz, entonces todos los extraditables, todos absolutamente todos levantaron la mano y dijeron nosotros vamos a apoyar esa política”.
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La dicha les duró poco porque rápidamente, a juicio de este abogado, el gobierno revaluó a su ofrecimiento y esa parte no les gustó mucho y es cuando empiezan los extraditables y los 150 combos del Valle de Aburrá a percibir una ligera variación en palabras como extradición, sometimiento y penas.